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Domingo, 8 de junio de 2008

Carta de Manuel Gálvez a Gombrowicz

Buenos Aires, 3 de junio de 1947

Mi estimado amigo:

Como no me conformo con tocarme la oreja derecha cuando lo vea, ahí va mi opinión sobre Ferdydurke. No he leído en mi vida libro más original, ni más raro. No se parece en nada a Rabelais, salvo en la invención de palabras. Pero pertenece a una corta familia de libros muy raros, entre los que yo colocaría, además de la obra de Rabelais, el drama Le roi Bonibance, de Marinetti, varios libros futuristas, dadaístas y ultraístas y algo de Ramón Gómez de la Serna. Si Ferdydurke no es una obra genial, está muy cerca de serlo. Tiene usted una imaginación formidable y un poderoso sentido dramático. Sobre lo segundo le diré que muchas escenas me han apasionado por su dramaticidad, a pesar de tratarse de asuntos en cierto modo absurdos, como me apasionaron escenas realistas o sentimentales, escritas por verdaderos maestros.

Acaso lo que más me ha gustado sea el capítulo “Filidor forrado de niño”. Lo mismo la pelea en la casa de los Juveliones.

A pesar de ser, en apariencia, lo opuesto a una novela realista, hay en su libro un fondo realista y humano. Ha dado usted una representación en cierto modo simbólica de la realidad. O mejor que simbólica, algebraica.

Hay un extraño humorismo en su libro. Y cosas excelentes como ésta (página 263): “Después de echar la pregunta, dio un paso tras ella...”. Igualmente he encontrado observaciones psicológicas dignas de Stendhal, Bourget o Proust. Ejemplo (pág. 264): “El hombre debe adelantar el disparo con un interno anímico disparo”.

Cien cosas más tendría que decirle, pero me falta el tiempo y, lo que es peor, me está volviendo una neuritis que tuve en el brazo derecho y que no me permite escribir mucho a máquina.

Algunas intenciones que hay en su libro son difíciles de ser comprendidas, y no sé si las habré alcanzado. Ya hablaremos. No quiero olvidarme del enorme contenido que hay en su libro: contenido filosófico, poético, idiomático, etcétera.

La traducción me parece buena, sin conocer el original. Encuentro algunos errores. La palabra “directriz” es femenina y está empleada como masculina.

En vez de “facha” (aunque ésta tiene relación con faz) en el sentido de rostro, yo hubiera empleado una vieja palabra nuestra: escracho, poco usada actualmente.

Cambiando de tema: recibí carta del editor de Poznan. Está tan interesado que inmediatamente le escribió a Maffey. Por cierto que este señor no me ha contestado: eso es muy argentino.

Deseo conversar con usted. Le mostraré las dos cartas de los editores.

Usted podría venir el sábado por la tarde, a las tres, por ejemplo. O el domingo por la mañana, en el caso de que yo no vaya al Tigre a visitar a mis nietitas.

Si mi casa le queda lejos, podemos tomar el té en el centro, a las cinco o cinco y cuarto, el día que le convenga. Pero tiene que llamar primero por teléfono. Felicitaciones por su libro y saludos afectuosos de su amigo.

Manuel Gálvez

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En el café Rex, 1957.
 
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