Desde Santa Fe

El ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, removió ayer de sus cargos al jefe de la Unidad Regional I, Rafael Grau y a su segundo, Reinaldo Kiener, tras una ola de crímenes que dejó seis muertos en menos de 24 horas, en Santa Fe y Santo Tomé. El cambio se produjo tras una presión política en el propio seno del gobierno que advirtió sobre el ensañamiento y la furia criminal. "Día violento en la ciudad. Muertos y heridos por hechos de inseguridad. El jefe de la Unidad Regional I sigue en funciones?", se preguntó el intendente de Santo Tomé, Fabián Palo Oliver. Horas después, Lamberto anunció el relevo de Grau y Kiener y su reemplazo por los comisarios Sergio Vergara y Sergio Fernández, quienes anoche asumieron como jefe y subjefe de la Policía capitalina. A la mañana, el intendente de Santa Fe, José Corral, había recibido en su despacho municipal a familiares de víctimas de crímenes impunes.

El desplazamiento de Grau es, en realidad, un enroque con su reemplazante, Vergara. Lamberto trasladó a Grau como jefe de la Unidad Regional III, en el departamento Belgrano, que era el cargo que ocupaba su sucesor en La Capital y designó a Kiener en un cargo más alto: jefe de la Unidad Regional XIV, en el departamento San Javier. El nuevo subjefe, Sergio Fernández, ya integraba la plana mayor de Grau como jefe de la Agrupación Cuerpos.

Los relevos en la cúpula se produjeron tras un lunes sangriento. Dos de los homicidios ocurrieron en el barrio Chaqueño donde fueron ejecutados un chico de 14 años y su primo de 19. En la villa ya está acantonado un pelotón de 20 efectivos y vehículos de la Guardia Rural Los Pumas, que no logró frenar la escalada de violencia.

El fiscal regional de Santa Fe, Ricardo Fessia, dijo que los crímenes "responden a un complejo multicausal que yo me allano de analizar porque eso es para expertos y yo no lo soy". Pero aceptó que "lo menos tres de los homicidios tienen un hilo conductor por una lucha por el territorio o tal vez vinculados a cuestiones de consumo o tráfico" de estupefacientes.

La serie comenzó el domingo cerca de la medianoche, en el norte de la ciudad, San Agustín II, donde un joven de 24 años, Néstor Gutiérrez, murió acribillado cuando circulaba con su moto por la manzana 5. Intentó escapar, pero recibió no menos de 16 balazos. En la escena del crimen, quedaron 20 vainas servidas de pistola calibre 9 mm.

El lunes, alrededor de las 11, un chico de 14 años, Facundo Segado, fue emboscado en una zona de pasillos, en el barrio Chaqueño, donde lo ejecutaron a sangre fría. Los investigadores analizan tres hipótesis sobre el homicidio y una de ellas apunta a "soldaditos" de la banda del "Chinchu", un temible sujeto que asolaba la villa y emigró hace uno tiempo.

A la tarde, cerca de las 17, en el mismo barrio Chaqueño, y a sólo una cuadra del crimen de la mañana, fue ultimado de un disparo en la nuca, Abel Villarruel de 19 años, que era primo de Facundo. Por el hecho, la policía detuvo el martes a la madrugada a otro pibe de 14 años. La investigación apunta a esclarecer si hay un nexo entre ambos crímenes por el vínculo familiar de las víctimas.

El lunes, un muchacho de 25 años, Jonatan Greco, fue asesinado en Santo Tomé, cuando sacaba su Fiat Duna de una casa. Varios sujetos ingresaron a la cochera y lo atacaron a balazos. Su hermano, David Greco, resultó herido. Del interior de la casa, se incautaron estupefacientes y balanzas.

A la tardecita, también en Santo Tomé, un cabo de la Policía Federal, Gonzalo Pérez, de 37 años, fue víctima del ensañamiento. Poco antes, su esposa había sido abordada en la calle por dos sujetos. Gonzalo salió a bordo de su Renault Logan en busca de los sospechosos y cayó en una emboscada.

A la noche, atrás de la cárcel de Las Flores, fue ejecutado otro joven de 21 años, Facundo Díaz. Dos hombres le dispararon desde una moto Honda y escaparon.