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Domingo, 23 de marzo de 2008

DEPORTES › GANO SIN DEMASIADOS ARGUMENTOS

Central cumplió con su principal objetivo

El resultado está: Fue 2 a 1 a favor del equipo de Madelón que hizo muy pocos méritos para llevarse el partido contra Banfield. Hubo problemas para defender y también muchos para atacar. Pero ganó porque en sus dos únicos avances profundos la pelota terminó en el fondo de la red.

2 Central: Alvarez (5); Espinoza (5), Ribonetto (4), Raldes (4), Imperiale (3); Costa (4), Borzani (5), Méndez (4), Cristian González (5); Arzuaga (5), Zelaya (6). DT: Leonardo Madelón.

1 Banfield: Lucchetti (5); Galarza (5), Herner (6), Devaca (5), Broggi (5); Patiño (5), Villarreal (5), Quinteros (5), Civelli (6); Cvitanich (7), Pavlovich (5). DT: Juan Manuel Llop.

Goles: PT: 32m Pavlovich (B). ST: 11m Zelaya (C) y 39m Vizcarra (C).

Cambios: ST: 18m Moya por Espinoza (C), 29m Vizcarra por Zelaya (C), 34m Barrales por Pavlovich (B), 42m Calgaro por Arzuaga (C) y Laso por Villarreal (B).

Arbitro: Rafael Furchi

Cancha: Central


Extraño caso es el de Central de Leonardo Madelón, que cuando menos juega más cerca está del resultado que busca. Es eso Central: un equipo que busca el resultado. Entonces habrá que reconocer que los objetivos se cumplen, pero es difícil de explicar cómo llega a la meta apuntada. Ocurrió ayer que los canayas ofrecieron su versión más desmejorada, con jugadores tocando para atrás o devolviendo la pelota al rival, con problemas para defender cada avance rival y mucho más para reunir talento ofensivo necesario para sorprender al rival. Pero ganó, porque en sus dos únicos avances profundos la pelota terminó donde sueñan verla los delanteros, mientras que Banfield, como muchas más facilidades para anotar, la tiró todas afuera.

Si aún hiciera falta una última prueba de campo para ratificar aquel axioma que da cuenta que buen resultado no es sinónimo de buen juego, entonces la discusión quedó concluido ayer, en el Gigante de Arroyito, donde se vio el más débil Central de la era Madelón, pero ganó.

El partido tuvo en Banfield al equipo con juego colectivo y ofensivo, atacando sin concesiones, y bien. En ese escenario, Costa tocaba siempre para atrás, Méndez vivía revolcado en el piso e Imperiale era burlado una y otra vez por Cvitanich. El goleador del taladro esquivó defensores cuanta veces quiso, y de sus corridas vino el gol, dejando, tras un desborde, a Pavlovich sólo ante Alvarez, a quien le alcanzó superar con remate bien cruzado.

Sin capacidad de reacción en Central, Cvitanich se abusó: asistió a Villarreal dentro del área, quien definió alto, y otra vez a Pavlovich, quien emuló a su compañero mediocampista.

El primer tiro de Central al arco se vio a los ocho minutos, pero de la segunda parte, y en acción donde Cristian González que perdió ante Lucchetti. Pero la tónica del partido seguía repartida entre el dominio y andar a gusto del rival y la desorientación de todo Central, al que se veía naufragar entre impotencia e impericia.

Para el grave cuadro futbolístico que acusaba Central sólo cabía la ilusión en algún arrebato de inspiración individual. Ella apareció en el único jugador que en toda la tarde encaraba hacia adelante cuando tomaba la pelota: Zelaya. Su singular perseverancia lo llegó a gestar un ataque en donde concluyó con Arzuaga frente a Lucchetti. El arquero ganó el duelo con sus pies al reducir el ángulo de disparo del colombiano, pero el rebote cayó cerca de los pies del propio Zelaya, quien a puro instinto le pegó de primera de emboquillada, dejando sin chances al defensor que quedó apostado en la línea de gol.

El empate trajo soluciones sólo en el marcador, porque en el rendimiento el conjunto siguió lidiando con sus notorias dificultades. Tan evidentes eran los problemas auriazules que el rival fue a la búsqueda del triunfo, el cual tuvo en los pies de Patiño (la tiró a la tribuna). Y como en fútbol todo es posible, Central se puso en ventaja: centro de Costa, cabezazo de Vizcarra al segundo palo pisando el área menor.

El partido que ganó Central se explica apartir de los caprichos que tiene el fútbol y que hacen en su característica de imprevisble el atractivo de su pasión. Apuntes al margen, Central está en camino de la salvación, y jugando así.

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Zelaya, junto a Kily González, saluda a la tribuna después de convertir el gol del empate.
 
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