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Jueves, 6 de octubre de 2005

DEPORTES

Central volvió al triunfo de local pero sufrió por ser defensivo

La decisión de Cuffaro Russo en el segundo tiempo de retrasar al equipo, le jugó en contra,pero por fortuna Quilmes no le empató.

 Por Alejo Diz

2 CENTRAL: Ojeda (6); Moreira (5), Raldes (6), Fassi (6), Rivarola (5); Ferrari (7), Calgaro (6), Ledesma (5), Papa (5); Ruben (6), Villa (6). DT: Ariel Cuffaro Russo.

1 QUILMES: Ramírez (5); Barzola (5), Pena (5), Desábato (4), Schiapparelli (5); Medina (5), Pietravallo (5), Torres (5), Choy (6); Turdo (4), Risso (5). DT: Carlos Aimar.

Goles: PT: 38m Villa (C), 41m Ruben (C). ST: 1m Choy (Q).

Cambios: ST: Desde el inicio Galdames (6) por Torres (Q), Pereira por Risso (Q) y Diego Villagra por Rivarola (C), 15m Arias por Turdo (Q), 23m Lorenzetti por Ruben (C) y 42m Leonforte por Fassi (C).

Arbitro: Diego Abal.

El Central que venía de rehabilitación futbolística encontró ayer su reencuentro con la victoria en el Gigante (estaba precedido de dos derrotas de local). Se cumplió con el objetivo. Pero surgieron, en el segundo tiempo, las sombras que dominaron al plantel en los últimos tiempos y que lo llevaron a caer en un pozo de derrotas consecutivas. Ante un rival de cualidades contadas, y al cual le marcó dos goles en el primer tiempo, los canallas debieron sufrir en exceso durante los últimos 45 cinco minutos. Aunque las razones, en esta oportunidad, habrá que buscarlas en las decisiones de Ariel Cuffaro Russo. Es que el técnico no se atrevió a plantear el encuentro como lo hizo en Brasil y en Avellaneda. Y cuando, a falta 22 minutos, resignó a un punta (Ruben) por un gambeteador de pies livianos (Lorenzetti), los jugadores terminaron aglutinados en su propio campo y la espera, nerviosa por cierto, del pitazo final.

Con la confirmación del equipo, Cuffaro Russo dejó en evidencia explícita lo que había pergeñado para su equipo. Y las intenciones no eran análogas a las que, con convicción, se vieron regar ante Internacional y Racing. Ante la baja de Andrés Díaz apareció Damián Ledesma. Se priorizó la marca. Y así se pudo ver poco de lo que Central veía produciendo.

Quilmes, claro está, salió con muy pocas ambiciones. La visita propuso esperar en su campo --el medio fue sector de tránsito-- e intentó salir de contra. De esta manera Central, con sus hombres del medio, se encontró con que no había nada que pelear. Se necesitaba juego colectivo para desbordar a un rival reunido en su área. Y se logró sólo en dosis efímeras, sólo cuando Ferrari y Papa imponían su ritmo.

Por consecuencia se generó poco fútbol. Aunque Quilmes, con escapadas de Choy y la potencia de Risso, dispuso de acciones ofensivas de mayor comodidad, aunque ninguna de ellas fueron resuelta con certeza. Central, por el contrario, despertó en un centro atrás de Ferrari --sorprendió desde la izquierda-- que Ruben capitalizó con una volea de zurda al primer palo que Ramírez logró contener.

No había juego en ninguno de los dos. Y ante la falta de frescura mental, apareció el recurso de la fuerza: tiro libre frontal al arco --Ferrari se filtró y lo bajaron pisando el área--, la pidió Villa, y el nueve le pegó un puntazo violento que superó barrera y arquero. De esta manera Central rompió el marcador. Y tras otra pelota parada sacó una excesiva ventaja de dos goles. Fue con un centro que peinó Fassi al primer palo y que Ruben convirtió en gol con un frentazo bajo que se le escurrió a Ramírez.

Lo que vino en el segundo tiempo fue similar a lo sufrido poco tiempo atrás. Los miedos de los técnicos hicieron de un partido resuelto un juego de final abierto. Aimar --repasar sus cambios-- se preocupó por no recibir una derrota más abultada; y Cuffaro Russo, a falta de 20 minutos, reagrupó líneas con la salida de Ruben, ganándose el fastidio de los plateistas. Pero para sorpresa de todos al minuto de juego dos cabezazos en el área canalla le permitieron a Choy descontar para los cerveceros. Allí Aimar se arrepintió de lo hecho en el vestuario. Del otro lado, los temores llevaron a Central a un sufrimiento innecesario. Y aunque Ojeda y la fortuna defendieron los tres puntos, ayer Central perdió sus convicciones.

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Ruben convirte el gol con un frentazo bajo.
 
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