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El pasado domingo, El Círculo recibió a la última ópera de Wolfgang Amadeus Mozart, que fuera en su momento estrenada con dirección del propio Mozart, en 1791, a los 35 años, dos meses antes de su muerte: La flauta mágica. Para ello, y para una audiencia colmada, la sala magna se caracterizó como un inmenso bosque imaginario, siendo así cuna de la acción de esta obra cuyo argumento ha sido tan discutido: mientras que muchos investigadores lo ven simplemente como un cuento de hadas, otros lo ven plagado de simbolismos y referencias a la masonería (logia secreta a la que pertenecían tanto el genio vienés como el autor del libreto, el empresario teatral Emmanuel Schikaneder).

Así, esta ópera en dos actos, calificada como "singspiel" - y que se refiere a un tipo de ópera popular cantada en alemán, donde se intercalan diálogos y partes habladas -, ocupa en la historia de la música el incuestionable lugar de obra maestra, y ciertamente único dentro del más reducido ámbito del género, donde no tiene comparación posible.

De la mano del Maestro Nicolas Rauss al frente de la dirección general y la participación de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, la Asociación Cultural "El Círculo" y la Opera de Rosario, el pasado domingo se presentó por primera vez en la ciudad con una producción totalmente rosarina.

Con la régie de Rubén Berasain y coordinación de Sergio Petrussa, el vestuario de Buenos Aires Lírica, la supervisión actoral de Nora González Pozzi y el Coro de la Opera de Rosario (dirigido por Horacio Castillo), un plantel muy grande de cantantes participaron en la puesta, que estuvo acertadamente resuelta e impresionó por la originalidad del decorado, que alternaba imágenes proyectadas en una pantalla de fondo con escenografía real, sumando a ésto maquinaria aérea y otros efectos.

Sin dudas, ayudó a que la audiencia disfrutara aún más del argumento el soporte de una pantalla, colocada sobre el escenario, en donde aparecían traducidas al castellano las arias teutonas.

Además, los diálogos sin música, en parlato, tan característicos de la forma Singspiel y que obran como nexos entre las escenas, se hicieron también en idioma castellano, otra acertadísima decisión. En cuanto a la performance, la orquesta acompañó ajustadamente la acción, abriendo afiatadamente y con marcada precisión rítmica la obra, con los característicos tres acordes de la obertura, considerados como claros signos masónicos (recordemos que algunos de los recursos de esta "batería masónica" será el número tres - que está presente en toda la obra - junto con la lucha entre la luz y la oscuridad y la "búsqueda" del conocimiento).

Y así, siempre a cargo de los bronces de la orquesta local, estos tres llamados también abrieron el segundo acto, y cual leitmotiv estuvieron presentes en toda la pieza, que estuvo conducida por la batuta firme y experta de Rauss, ofreciendo a los solistas un acompañamiento pulcro y sin tropiezos.

Las voces protagónicas --Carlos Ullán (Tamino), Rebeca Vargas (Pamina), Laura Rizzo (la Reina de la noche), Luciano Garay (Papageno), Lucas Debevec Mayer (Sarastro) y el trío de damas: María Isabel Beltramino, Trinidad Goyeneche y María Angeles Campora-- deslumbraron. Impactantes fueron la pronunciación alemana perfecta, la afinación exacta, el vibrato justo para Mozart. Eran voces cálidas y aterciopeladas, altamente profesionales, a las que no les faltó el importante condimento del histrionismo actoral.

Otra decisión acertada fue el empaste sonoro logrado en la elección de los timbres de las voces, que dieron como resultado final una sonoridad homogénea, a la que se añadieron gracia, elegancia y justeza rítmica. En resumen: meritoria producción local que merece ser vista y apoyada, de alto nivel musical y artístico.

La flauta mágica: 8 puntos

Dirección musical: Nicolas Rauss

Puesta en escena: Opera de Rosario

Diseño de escenografía e iluminación: Rubén Berasain

Vestuario: Buenos Aires Lírica, Teatro El Circulo y Opera de Rosario

Coordinación de Regie: Sergio Petrussa

Supervisión actoral: Nora González Pozzi

Dirección de Coro de la Opera de Rosario: Horacio Castillo

Próximas funciones: Jueves 22 y sábado 24 de abril, a las 21 en El Círculo.