Domingo, 24 de abril de 2011 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › TEATRO. LA CANCIóN DEL CAMINO VIEJO SE ESTRENA HOY EN EL CULTURAL DE ABAJO
El incansable Miguel Franchi dirige a Santiago Dejesús y Severo Callaci en una obra que presenta a los hermanos Taboloni, dueños de una gomería de ruta que heredaron del padre y que quedó aislada al construirse una autopista.
Por Julio Cejas
En el campo teatral local hay todavía actitudes quijotescas, gestos que se constituyen en el símbolo de una forma de concebir a la cultura en una ciudad donde todo pareciera estar por comenzar de nuevo. Esos gestos apuntan a trascender los alcances de un espectáculo para convertirse en marca de agua de una postura frente a la vida. La posibilidad de fusionar tres colectivos teatrales en uno nuevo de impronta futbolera, (Línea de Tres) y juntarse para entonar las épicas estrofas de una ignota "canción del camino viejo", son las referencias para arribar al último estreno Miguel Franchi, incansable luchador del teatro rosarino.
Con otra de sus obras recientemente estrenada --Venado tuerto de Leonel Giacometto--, Franchi asume la dirección de un nuevo proyecto: La canción del camino viejo, que con Santiago Dejesús y Severo Callaci se podrá ver a partir de hoy a las 19.30 en el Cultural de Abajo (Entre Ríos y San Lorenzo). "Son tres grupos, tres modos de trabajar en una sola obra que se ensambló perfectamente, no es casual que tenga puntos en común con esos elencos donde participan Santiago y Severo, hay algo generacional", comenta a Rosario/12 Miguel Franchi.
El notable actor de Sacco y Vanzetti hace referencia a dos de los grupos locales de reciente formación y de fuerte presencia en la escena rosarina: Katastrofa y Teatro de la Huella, a la cual pertenecen los protagonistas, hermanados con el histórico El 45 Teatro fundado por el propio Franchi. "Hace unos años vengo trabajando con gran parte de mis alumnos y me considero más docente que director. En este caso la novedad es que ellos no fueron alumnos míos. Me siento muy cercano a esta generación de actores menores de 45 años y me gustaría tener algún debate con los colegas de más de esa edad con respecto a la profesión", plantea el director.
- El título de esta nueva obra trae reminiscencias de algunos cuentos de Haroldo Conti...
- Es un pálpito tuyo y está cerca de eso. Se trata de un texto entrañable como el de Haroldo Conti y me alegra que te acuerdes de él, pero es algo que está en nosotros. Si alguien me preguntara cómo empezó la anécdota de estos dos hermanos, no sabría contestarle.
Omar y Héctor Taboloni, los hermanos en cuestión, son los dueños de una gomería de ruta que heredaron del padre y que quedó aislada al construirse una autopista que venía con una moderna estación de servicios y gomería incluida. Historias que son constantes en la poética del director, crónicas populares que se perfilaban con fuerza en obras como La Patria Carnicera donde un carnicero tenía su puesto en el medio de una villa en expansión y una clase media en retirada; búsquedas estético ideológicas que se iniciaron por el 98 con Radio Babel (la hija del fletero), con la que nace El 45 Teatro, y se continuaron dos años después con Bai bai Gabino.
- Esas gestas entrañables de los personajes de tus obras siempre están hablando de la historia del país.
- Totalmente, lo bueno es que son personajes muy bien delineados por los actores. La historia para mí está clara y las alusiones no hacen fuerza por salir, el que quiera ver debajo de esto posmodernidad la va a encontrar, pero también va a ver discriminación, marginación, lo peor del menemismo o el delirio de los que no bajan los brazos. Se va a encontrar con personajes que no se rinden como muchos de nosotros y en su afán por cambiar una situación, que está planteada a comienzo de la obra, utilizan recursos desopilantes.
El creador del irreverente Germinal Terrakius se refiere a sus criaturas como "gomeros sin tecnología", que se quedaron en el camino viejo al pasar la autopista, situación que lo motiva a preguntarse acerca del progreso y sus diferentes consecuencias: "Eso me lo pregunto a diario y aparece reflejado en mis obras. Se puede registrar cuando pasan estas cosas en la realidad. Hay gente que piensa que el progreso es el puente Rosario Victoria, pero la destrucción del medio ambiente que produjo ese puente es un retroceso. A veces lo que nos quieren encajar como progreso es de terror y es lo que le pasa en la obra a los hermanos Taboloni".
- Hay en estas historias algo de la poética del "teatro salvaje" del que hablaba Jorge Ricci y se me ocurre citar El clásico binomio como homenaje a esos dúos extraviados en el tiempo.
- Sin buscarlo explícitamente, cuando empezó este proceso les leí a los actores El clásico binomio, y justo nombrás ese texto. Vos adivinás con retroactividad (risas). Se trata de lo universal que tiene lo local. Lo que muchos llaman hoy la "dramaturgia del actor" es lo que ya hacíamos con Nino Viale, el Turco Dayub, nosotros parimos esto. Pero estos actores, a diferencia de los otros, ya tenían sus personajes al tercer ensayo. Son actores muy creativos, adorablemente creativos, estos textos iban encajando en lo que ellos armaban.
A la hora de definir la escritura de la obra Franchi prefiere referirse a una dramaturgia compartida con sus actores, a los que considera muy observadores. Con respecto a la recepción, admite que el público se va a encontrar con un trabajo sostenido de comienzo al final por estos protagonistas totales de la historia. "Con este trabajo vamos a arriesgar todo lo que tengamos. Me ha pasado otras veces: cuando una obra pasa los 5 mil espectadores es porque vienen de Uriburu para allá. Yo quiero que venga la señora que va arriba del 35/9, y esta propuesta nos lo va a permitir. Pero si la dejamos morir en el teatro llamado independiente será porque yo también me quedé en la expresión de deseo y tendré que criticarme", afirma Franchi, haciendo referencia a una polémica interna con algunos teatristas.
Esta forma de ver lo popular a lo largo de toda tu trayectoria te ha ganado a veces el mote de populista...
- Para mí es un halago si una obra que hago incita a cambiar el mundo. No quiero hacer de una escena un panfleto, y ya se sabe a qué cosas en este país se las ha llamado populistas. Por eso en la obra decimos que el padre de los Taboloni era fierrero y peronista, y también hincha de los Gálvez. Allí entra el Turismo de Carretera, que ni lo nombramos, pero era cosa de aquellos tiempos en los pueblos que preparaban los autos. Y también, ahora que caigo, allí hay algo de Conti...
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