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Domingo, 23 de abril de 2006

CULTURA / ESPECTáCULOS › UNA NOCHE INOLVIDABLE EN EL TEATRO EL CIRCULO

Mercedes Sosa, la de siempre

 Por Guillermo Lanfranco

¿Qué voz puede animársele a una melodía llena de fraseos interminables como Oh melancolía y ahí nomás seguir con los altibajos del tango Los Mareados? ¿Quién tiene la autoridad suficiente para ir desde Enrique Cadícamo a David Lebon, en un salto poético de medio siglo? ¿Dónde puede escucharse a alguien capaz de interpretar a veinte autores distintos en poco más de hora y media y, en la mayoría de los casos, superar a las versiones originales? Los espectadores que el viernes por la noche tuvieron el privilegio de colmar el teatro El Círculo encontraron las respuestas. Mercedes Sosa las entregó en un recital inolvidable, que además sirvió para certificar que La Negra sigue siendo ella. Mejor aun, que siempre encuentra la forma de superar lo mucho que ya entregó.

Sentada en el centro del inmenso escenario de El Círculo, la figura de Mercedes transmite fragilidad a quienes conocen los padecimientos que tuvo que enfrentar en los últimos tiempos. Pero basta que empiece a entonar Como la cigarra para que envuelva a todos con una certeza: la mejor voz de la canción argentina, de los `70 en adelante, sigue firme en ese lugar. Y si los años vividos y estos últimos dolores en algún instante parecen pasar su factura, justo, en ese microsegundo, la Negra remonta la pendiente y sale adelante. Cuenta para ello con sus músicos, en particular con el aporte generoso y a la vez exacto del bandoneón de Walter Ríos, protagonista de contrapuntos supremos con Mercedes, como sucede en Vuelvo al sur.

Agradecida de los autores -jamás olvida mencionar a cada uno- la Negra se hizo de un lugar especial para recordar a Chacho Müller, antes de interpretar su Ay soledad: "Siempre veníamos a comer pescado a la isla con él, era un gran compositor, lo extraño mucho, murió unos días antes que mi madre". Cuando casi al final, con la chacarera El olvidau, ensayó algunos pasos de baile por las tablas, el auditorio respondió de pie, con otra de tantas ovaciones, que era testigo de uno de esos momentos que brindan solo algunos artistas.

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La Negra se hizo de un insante para recordar a Chacho Müller. "Siempre veníamos a comer pescado a la isla con él", dijo.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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