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Lunes, 24 de diciembre de 2012

CULTURA / ESPECTáCULOS › LAS VENTAJAS DE SER INVISIBLE, SóLO ANéCDOTA

Adolescentes de problemas bonitos

 Por Leandro Arteaga

Ventajas de ser invisible o adolescente o casi adulto o casi niño o de vivir en una película norteamericana. La cual, a su vez, es traslación del libro best-seller del propio realizador, publicado unos diez años atrás. Entonces, retrato ahora cinematográfico de lo que la adolescencia es o pareciera ser desde el prisma supuesto por la american high-school. No en vano, habrá de recordarse, tantas películas de terror eligen allí uno de sus escenarios predilectos. A lo que cabe agregar la sentencia y desconfianza de Stephen King hacia todo aquél que diga haber disfrutado de su paso por el secundario. Y si no, a recordar Carrie.

Epoca retraída, de turbaciones, etc., etc., con la figura de literato en ciernes que significa Charlie (Logan Lerman), en la compañía feliz de los dos hermanastros que personifican Ezra Miller y Emma Watson: ella de "pasado" a superar, él con su homosexualidad apenas encubierta. Charlie encuentra en ellos el reparo impensado, el despertar sexual, las primeras fiestas, la marihuana, David Bowie, y los compilados en cassettes. Más una escenificación de The Rocky Horror Picture Show como expresión justa de la edad acuciante y de la década en la que se imprime.

De allí a ponderar que la película de Stephen Chbosky sea un retrato generacional... hay un hiato enorme, abismal, porque nada supone que lo allí expuesto sea trasladable a otras realidades. Así como tampoco se distingue una mirada que se arriesgue de manera profunda, que desmenuce lo que anida allí, por turbulento, para hacer de la adolescencia norteamericana un peaje insoportable (algo que sí, justamente, realizan King y/o De Palma con Carrie). Antes bien, Las ventajas de ser invisible trata de una historia singular, centrada en alguien disfuncional; es decir, el individuo que carece de tacto social porque hay algo que provoca su malestar.

En Una nación bajo las armas, a Michael Moore le basta un paneo de cámara para decir mucho más. "La culpa es de él", dice el gesto del adolescente, la cámara sigue el dedo acusador y descubre al marginado, gordito y solo en la high school. Todo lo que cifran estos segundos de toma ininterrumpida arrojan estupor, mientras Las ventajas de ser invisible no hace más que pintar una acuarela de niños bonitos, ya crecidos como para seguir en sus roles de Percy Jackson (Logan Lerman) o de amiga de Harry Potter (Emma Watson), con tribulaciones de dinero asegurado y de medicina pre﷓paga.

Está bien, no se trata de desmerecer ni de menospreciar el momento crítico que el bueno de Charlie reprime para, así, continuar su vida. Sino de juzgar una película en tanto película, de manera tal que una vez resuelto el dilema personal, todo habrá de cristalizar hacia una resolución formal, límpida, que dé por superado el peaje aludido. En otras palabras, problemas singulares, pero nunca sociales.

Las ventajas de ser invisible. 5 (cinco) puntos.

(The Perks of Being a Wallflower)

EE.UU., 2012

Dirección: Stephen Chbosky.

Guión: Stephen Chbosky, a partir de su novela.

Fotografía: Andrew Dunn.

Montaje: Mary Jo Markey.

Música: Michael Brook.

Intérpretes: Logan Lerman, Emma Watson, Ezra Miller, Dylan McDermott, Paul Rudd, Tom Savini.

Duración: 102 minutos.

Salas: Cines del Centro, Monumental, Showcase, Sunstar, Village.

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