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Sábado, 23 de febrero de 2013

CULTURA / ESPECTáCULOS › "ACORDEóN, GUITARRA Y CHAMAMé" EN EL ANFITEATRO MUNICIPAL

Ritmo argentino e internacional

Rudi y Niní Flores tocan esta noche el chamamé que llevan y traen de Europa. "Siempre es único poder tocar en nuestra tierra", dice Rudi Flores. Y además, el acordeonista Monchito Merlo, en un homenaje a su padre y al disco "El rancho de Ramón Merlo".

 Por Leandro Arteaga

Decir que la vida de música que señala toda fuente de información sobre los correntinos Rudi y Niní Flores deslumbra. Es fácil, inmediato, catalogarles como embajadores musicales. Pero también, y mejor, como buscadores y constructores de un escenario artístico afin, con el resultado final de casi veinte años en Francia, giras por el mundo, y la decisión actual de volver a radicarse en Argentina.

La dupla de hermanos, guitarra (Rudi) y acordeón (Niní), ha hecho del chamamé un género de proyección internacional. Su música ha trascendido por toda Europa y más. También fueron requeridos, además de llevar grabados hasta el momento ocho discos, por artistas como Mariano Mores, Ariel Ramírez, Los Quilla Huasi, Eduardo Falú, Horacio Guaraní, entre otros.

"Cuando fuimos por primera vez a Francia en 1991, no teníamos en la cabeza radicarnos, pero lentamente nos dimos cuenta de que podíamos continuar con nuestra carrera musical desde allí", rememora Rudi Flores a Rosario/12. "Sobre todo por ver que el chamamé podía tener un espacio no sólo en Francia, sino también en otros países. Nos fuimos dando cuenta cuando íbamos a tocar, al ver cómo la música impregnaba al público. Más allá de que el chamamé no era un ritmo muy popular o conocido de la Argentina, a diferencia del tango, lo nuestro aparecía en Europa como algo nuevo. Fue así cómo presentamos un ritmo nuevo, de mucha riqueza, y se nos fueron abriendo las puertas: la grabación del disco, hacer una gira, ver cómo la música atraía a la gente. Fue por eso que decidimos quedarnos en Francia. Y desde allí salieron muchas presentaciones hacia otros países, sobre todo Europa, pero también pudimos ir a Cuba, Canadá, Marruecos, lo que fue una experiencia muy linda, interesante, como es la de poder tocar nuestra música regional ante un público que es ajeno a nuestra cultura, para ver que también estos otros públicos podían emocionarse".

-Pienso en la universalidad de la música, más allá del género.

-Claro, totalmente, más allá de las diferencias de lenguas o de cultura, el sentimiento del ser humano en todo el mundo es el mismo, y creo que todos nos emocionamos con la música. El chamamé es una música tan rica y fuerte, que puede llegar a cualquier público del mundo, es tan rica como el tango podría decirte, por supuesto que estableciendo las diferencias lógicas; pero el tango tiene en Europa un siglo de historia, mientras que el chamamé es nuevito. Para nosotros, como correntinos y representantes de nuestra región, es una gran alegría y una experiencia muy valiosa el hecho de poder tocar delante de toda esta gente y que pueda llegar a emocionarse. Hace dieciocho años que estamos afuera, prácticamente gran parte del año tocando en Europa, pero siempre es una experiencia única volver a tocar en nuestra tierra, sobre todo en Corrientes y en la región del Litoral. Es una necesidad la de venir a tocar para gente que habla el mismo idioma que uno. Ahora estamos volviendo a Argentina, porque comenzamos a sentir la necesidad de estar en nuestra casa. Fue una aventura, un ciclo que está llegando a su fin, y que nos ha dejado muchas cosas lindas. A partir del año que viene ya estaremos viviendo aquí.

-Al grabar en Europa, ¿tuvieron que discutir observaciones en los arreglos, por ejemplo?

-Creo que el hecho de tocar para un público que no conocía el chamamé nos facilitó muchísimo, porque pudimos hacerlo sin condicionamientos; nosotros quisimos tocar lo nuestro, sin necesidades "comerciales". Es también cierto que el público local, correntino, es muy conservador, y sentíamos una barrera que nos impedía un poco expresarnos como queríamos. Fue en Francia donde tuvimos una gran libertad, al no tener que pensar en si al público podía o no gustarle lo nuestro. Fue allá donde pudimos desarrollarnos. Venimos de una cuna tradicional, nuestro padre era músico (el bandoneonista Avelino Flores), nos criamos escuchando chamamé tradicional, venimos de ahí, y es algo que sentimos muy profundamente, es nuestra música, nuestra cultura. Nuestra idea no era la de cambiar absolutamente nada, sino que teníamos una necesidad musical, inquietudes, que surgían cuando componíamos o hacíamos arreglos para un tema tradicional. Hay un circuito de gente que nos sigue y nos valora, y eso nos tiene satisfechos.

Por otro lado, la presencia musical de la noche se complementa con Monchito Merlo y todavía más. Porque de lo que se trata es de recordar, homenajear, escuchar, la música y canciones que emblematiza El rancho de Ramón Merlo, uno de los discos más importantes para la música del Litoral, que ha sido recuperado por la Secretaría de Cultura, a partir de un trabajo de restauración a cargo de Iván Tarabelli.

"Primero y principal, decirte que la familia está muy emocionada y contenta por este tratamiento hacia la carrera artística de mi padre, así que sobran los agradecimientos, va a ser algo muy especial, dado que para nosotros es la columna vertebral de todo lo que nos da la música", comenta Merlo a este diario.

-Visto a la distancia, ¿cómo recuerda al disco?

-Mirá, recuerdo que el disco fue durante un tiempo de plenitud de la familia, en ese entonces mi padre tenía el rancho, un salón público y bailable, y para nosotros fue un momento muy especial, porque mi padre estaba pasando un momento muy lindo. Recuerdo que con mi madre fuimos a presenciar la grabación, a hacer la parte fotográfica, se grabó para Music Hall. El significado que tiene hace correr por nosotros muchas emociones y cosas muy lindas. Si bien el sonido del vinilo es muy especial, se ha logrado un buen traspaso digital.

-¿Cuál será su repertorio?

-Nosotros vamos a ser seis personas en total, tres guitarras, dos acordeones y un bajo acústico. Vamos a brindar nuestra música, del disco que hemos grabado hace un año y que todavía estamos disfrutando. Vamos a hacer nuestra presentación, de una hora aproximadamente, y después va a haber un tratamiento muy especial para el recuerdo hacia mi padre y para su disco, donde también vamos a estar con mi hermano y vamos a tocar con el primer acordeón que tuvo mi padre, una paisanita de dos hileras y ocho bajos. Lo recordaremos de una manera muy tradicional, simplemente con un acordeón verdulera, un contrabajo y una guitarra. Va a ser un momento muy simbólico, donde también vamos a ejecutar un tema que está en el disco de mi padre. Lo que va a engalanar la noche será la presencia de estos genios de la música litoral que son Rudi y Niní Flores, de muy alto nivel musical, son notables. Va a ser un gusto muy especial poder estar con ellos.

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Los hermanos Rudi y Niní han hecho del chamamé un género de proyección internacional.
 
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