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Lunes, 10 de julio de 2006

CULTURA / ESPECTáCULOS

Las verdades tras las convenciones de la alta sociedad inglesa de hoy

Es el tema central de "Laberinto de mentiras" una película que
está en DVD y que no ha pasado por las salas argentinas. Se
trata de la opera prima del guionista y actor Julian Fellowes.

 Por Emilio A. Bellon

Del guionista y actor del film de Robert Altman, "Gosford Park" podemos conocer su opera prima, "Laberinto de mentiras", film de origen inglés que lleva la firma de Julian Fellowes. Basado en la novela de Nigel Balchin "Un camino a través del bosque", este relato fílmico que se ha dado a conocer por Gativideo, en versión VHS y DVD, reúne a tres actores, Tom Wilkinson, Emily Watson y Rupert Everett, en una historia que, a partir de un hecho accidental, va desenmascarando las conductas convencionales de un sector acomodado de la sociedad inglesa de hoy.

Ya desde el primer momento, estamos ante un escenario de almanaque, en el que las alusiones idílicas del paisaje obran como una acabada tarjeta postal. Y hay de pronto, un súbitamente, que acontece. Una situación, que por su carácter de tragedia, sólo comienza a insinuarse insospechadamente, tiempo después. En el film de Julian Fellowes, el retrato de una pareja, que se sostiene por su delicado equilibrio, recuerda a los dramas de cámara claustrofóbicos de Harold Pinter.

El espacio ambiental, que ornamenta el mundo de James Manning y su esposa Anne, bien nos pueden llevar a recordar el hábitat de aquella pareja de "Felices casados" que el film de Todd Haynes, "Lejos del paraíso" va presentando, aún sin fisuras, en el inicio del film. Y ahora, en "Laberintos de mentiras", desde un juego de silencios y complicidades, que se insinúan en ese espacio de la campaña inglesa, algo comienza a difundirse y esto, ciertamente, puede amenazar ese orden.

Lejos de todo maniqueísmo, y en un juego de cartas entre los tres personajes y el espectador, el film de Julian Fellowes, actor y director de cine y tevé nacido en El Cairo en 1949, no nos permite tomar partido directo con un particular personaje. Y es que estas historias cotidianas que el film transita no apunta a volver culpable, de manera directa, a uno solo de ellos. Y en tal caso, el término culpable no alcanza para ver las exigencias que propone el conformismo que instala, en la sociedad del bienestar, la burguesía. Y aquí nuevamente sale a escena el guionista y dramaturgo Harold Pinter.

Cierta línea de intriga, respecto de aquel hecho inicial y de lo que no debe saberse, va emergiendo pausadamente en la combinatoria que propone cada instante. Y en tal caso, el mismo hecho trágico, que ya está planteado como un golpe de escena, llevará a que cada uno de los actores de este triángulo vaya interrogándose sobre su propia existencia. Sin caer en el tono más grave que la situación a veces impone, "Laberinto de mentiras" hace suyo el tono de cierto "humor british" que permite distanciarnos de lo que allí sucede y trazar, nosotros, los propios apuntes.

Tom Wilkinson, a quien hemos visto recientemente en "El exorcismo de Emily Rose" como padre Richard Moore y que tiene en su haber participaciones en films tales como el nuevo Batman, "La joven de la perla" y un fuerte protagónico junto a Sissy Spacek en "En la habitación" es heredero aquí de toda una tradición de maridos ingleses y norteamericanos en la pantalla, que gozan de cierto bienestar y que de pronto, sienten una sombra avecinarse sobre su mundo. Un mundo que su guionista y director va reconstruyendo desde una mirada crítica sobre la indiferencia frente al dolor ajeno y sobre la marginación de otras clases sociales.

Con un clima que por momentos nos recuerda el que solía retratar Joseph Losey, al describir los tiempos de ocio de la alta sociedad inglesas, el film de Julia Fellowes, "Laberinto de mentiras" se puede considerar todo un hallazgo, en una lista de títulos que sólo apuestan a repetir fórmulas. Y en este terceto, que interpretan una partitura que no debe mostrarse como desafinada, la mirada de su director apunta a describir, sin juzgar, los gestos y señales con que una clase social confirma su lugar en la cumbre.

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Tom Wilkinson, Emily Watson y Rupert Everett, son los protagónicos de esta buena historia. Las tramas cotidianas que el film transita no apuntan a un sólo culpable directo.
 
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