Martes, 14 de octubre de 2014 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. ANTOLóGICA DE DIBUJOS Y COLLAGES DE JUAN GRELA EN OSDE
Los historiadores Guillermo Fantoni y Adriana Armando, investigadores fundamentales de la obra de Grela, organizaron una muestra con la que celebran el centenario de su nacimiento. La propuesta se centra en piezas poco vistas de su legado.
Por Beatriz Vignoli
Al cumplirse un siglo del nacimiento de Juan Grela (quien hubiera soplado cien velitas el 24 de junio), dos investigadores fundamentales de su obra, los historiadores del arte Guillermo Fantoni y Adriana Armando, organizaron una muestra celebratoria y feliz en los tres pisos del espacio de arte en OSDE Rosario (Boulevard Oroño 973).
Toda fiesta de cumpleaños es íntima, y esta exposición genera la ilusión de una visita al laboratorio, cocina o taller del artista. Antes que en pinturas o grabados, La línea de Grela. Dibujos, maderas y collages a cien años de su nacimiento se centra en piezas poco vistas de su vasto y original legado, conservado por (entre otros) su esposa Aid Haydeé Herrera, también artista, y su hijo Dante, músico.
El Grela que revela esta antológica es un Benjamin Button del arte, un artista que se va volviendo cada vez más niño hasta su muerte en 1992. Por esa época, Fantoni y Armando tenían la galería de arte Miró en la galería Santa Fe, y le organizaron una muestra. En los 80, Grela solía concurrir a Miró a mirar, justamente, en qué andaban los pintores jóvenes que él mismo había formado en su taller; su mirada crítica era temida y respetada entre sus ex alumnos. Quienes lo conocimos podemos parafrasear una bravuconada mítica de Osvaldo Lamborghini, autor de la novela El fiord, de quien dicen que dijo: "A la literatura argentina le sucedió El fiord". Aunque él no lo hubiera declarado en esos términos, al arte de Rosario le sucedió Juan Grela.
En los 80, la inapelable autoridad de redondos anteojos era en privado un artista juguetón a lo Hans Arp que se divertía armando obras constructivistas con maderitas. El cuarto piso de la muestra ofrece una sala entera de ellas, dispuestas en composiciones tanto de dos como de tres dimensiones, siempre combinando un alto rigor formal con ese espíritu lúdico que las vuelve cautivantes. Otra cosa que le gustaba mucho hacer era hablar. Fantoni lo entrevistó y compiló esos valiosos testimonios en un libro: Una mirada sobre el arte y la política. Conversaciones con Juan Grela, Rosario, Homo Sapiens, 1997.
Co-curador de la muestra junto con Armando, Fantoni complementa en esta exposición la colectiva El realismo como vanguardia. Berni y la Mutualidad en los 30. Allí mostró un autorretrato de Grela de ese período que estaba inspirado, según investigó Fantoni, en el realismo mágico barrial de Georg Scholz. Guiado en sus pesquisas por aquellas charlas con el maestro, Fantoni se encontró con unos dibujos de Grela.
"De los realizados en 1936 quisiera destacar un trabajo sin título, sugestivamente registrado en los archivos como Desolación: una calle de suburbio con sus típicas casas bajas, árboles dolientes y una joven sentada en el cordón de la vereda (...) lo que sobresale como motivo principal es la puerta de la casa: un plano rectangular donde el artista reconstruye minuciosamente las vetas de la madera en forma ampliada (...) Un plano central que también opera dentro del soporte como si fuese un fragmento de papel pegado (...) o como un frottage", escribe en el catálogo actual.
Formado política y estéticamente en la Mutualidad de Artistas Plásticos, Grela toma de los cubistas la técnica del collage pero la utiliza como un marxista. Desde el materialismo histórico, "redime" (diría su contemporáneo Walter Benjamin) los desechos del capitalismo, no sólo para crear forma y sentido sino para leer las huellas de la época en sus condiciones materiales. En sus collages de los 80 se ve cómo la leyenda "Producción argentina" de un envoltorio de manzanas es agenciada como sello; o cómo destaca una noticia en un diario, titulada "Trascendido sobre el índice del costo de vida".
Un dibujo realista expresionista del sexto piso representa a dos jóvenes Juntadores de basura (1946). Grela retrató a habitantes de la villa La Basurita con un vuelo lírico a lo Marc Chagall, novias voladoras incluidas. En un dibujo de 1967, copia un texto escrito en un rancho: "Se venden verduras a la vuelta". La palabra es protagónica en su visión del ser humano, siempre en relación con su entorno inmediato.
También la historia de la propia obra es reciclada como material de nueva obra, como lo demuestra un collage donde incluye un catálogo de una exposición de pinturas suyas de los años 60 junto al logo de YPF. Grela dialoga sin cesar con los lenguajes del modernismo como si fueran amigos suyos; parece haber desarrollado una calidez especial en el trato con el futurismo ruso, llegando a geometrizar la propia firma en una pieza en técnica mixta por lo demás dinámicamente abstracta.
Adriana Armando tuvo acceso al ejemplar del libro Universalismo constructivo del artista uruguayo Joaquín Torres García que Grela leyó y anotó; una de las cuatro lecciones más subrayadas fue la dedicada al neoplasticismo. Otra lectura clave fue el Silabario de la decoración americana (1930), de Ricardo Rojas. "Sugestiones próximas a éstas, aunadas al imperativo torresgarciano de un dibujo geométrico, constructivo (...) dieron lugar en 1965 a una serie de 26 bocetos exploratorios incluidos en esta exposición", escribe Armando en el texto de catálogo.
Todo esto explicaría la alta síntesis poética de un dibujo, La Ñata y su mundo (1959), donde resuelve una figura en un paisaje con líneas mínimas, con fino humor visual. Cuentan los curadores que "en una de sus intervenciones teóricas, Grela sostuvo que la línea era el más abstracto de los medios formales: una estricta creación humana, inexistente en la naturaleza, que constituía una de las bases del lenguaje de las artes visuales".
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