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Miércoles, 4 de marzo de 2015

CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. REEDICIóN SIGLO XXI DEL MARTíN FIERRO

Con el canto del fogón

Los gauchos que José Hernández conoció y aprendió a admirar cuando aún habitaban la pampa son el tema de una extensa investigación del dibujante y artista plástico rosarino Héctor Beas, que la plasmó en dibujos y collages.

 Por Beatriz Vignoli

El viernes a las 20, en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa (San Martín 1080) se presenta la nueva edición del Martín Fierro de José Hernández ilustrado por Héctor Beas y editado por Ciudad Gótica con prólogo de Pacho O'Donnell, inaugurando la exposición de los collages originales del libro que podrá verse allí hasta fin de mes.

A Héctor Beas le dicen "el gaucho". Al igual que José Hernández, el autor del Martín Fierro, Beas nació en la ciudad pero se crió en el campo. "Gaucho" viene quizá de "huacho", huérfano en quechua, origen del hoy tan común wacho. El desamparo del pobre es recurrente en el poema Martín Fierro, una denuncia más allá de todo pintoresquismo. Los gauchos que aquel militar y escritor del siglo XIX conoció y aprendió a admirar cuando aún habitaban la pampa, el eco de cuyas voces sigue vivo en el gran poema épico nacional, son el tema de una extensa investigación del dibujante y artista plástico rosarino, quien la ha plasmado en los dibujos con que hoy ilustra el Martín Fierro.

La editorial rosarina Ciudad Gótica tuvo a su cargo la cuidada edición del hermoso libro de 314 páginas que reproduce los 33 cantos del poema en dos partes (Martín Fierro y La vuelta de Martín Fierro), profusamente ilustrado con dibujos y collages de Beas: más de 100 viñetas en las páginas pares y otros tantos collages en las impares.

El historiador neorrevisionista Mario Pacho O'Donnell sintetiza en el prólogo la biografía de Hernández, el valor de obra maestra de su poema y la belleza de sus nuevas ilustraciones, recapitulando la histórica pugna nacional entre federales y unitarios, tomando partido por el federalismo que Hernández defendió con las armas y con estos versos. Cabe preguntar, ¿qué los hace inmortales? Sus innumerables recitadores, oyentes, editores, ilustradores y lectores. Si no, el Martín Fierro corre el peligro de convertirse en ese texto sagrado de la argentinidad al que ya nadie lee, al que se da por sentado.

Beas trabaja, por así decirlo, ambos hemisferios cerebrales del libro: a la izquierda, sus ilustraciones en blanco y negro se entrecruzan con el texto original y personifican a los gauchos con precisión histórica, mientras que los collages de la derecha brindan el colorido crepuscular y el espacio de la pampa. Ya advirtió en sus palabras preliminares que los argentinos tenemos 52 por ciento de sangre aborigen. Si bien son espeluznantes las salvajadas que los indios cometen en el relato del poema, el arte de los pueblos originarios está presente en los frisos y pictogramas que surcan los collages, los cuales evocan y construyen toda una estética de sensaciones ligadas al poema: telas rústicas, animales silvestres, el pelaje de los caballos.

A diferencia de otros ilustradores más narrativos del poema como Juan Carlos Castagnino, que lo ilustró para Eudeba en 1962 sentando el paradigma de lo que significa ilustrarlo o incluso parodiarlo (trazos sensibles; figuras de contundente y moderna expresividad), Beas sólo raramente reconstruye escenas. Ni pintoresquista ni folklórico, lo que él hace es armar un mundo en el que el poema se deja oír como canto de fogón. Beas arrima al fogón del cantor Fierro su propio campo: trae su propia memoria de una infancia rural (vibrante en el color de los collages) y comparte también los rostros, nombres y atuendos de los gauchos con que se fue encontrando en su investigación de la madurez.

En alguno de los dibujos más sueltos, una flaca silueta de perro remite al Mendieta de Inodoro Pereyra e insinúa la influencia de aquel gran parodista del Martín Fierro que fue el Negro Fontanarrosa, quien también dibujó una adaptación de la obra original para un filme de animación. Hay toda una generación de argentinos que sólo conoce el Martín Fierro a través de la mencionada tira cómica, un premio, la revista de historietas que fue bautizada con su apellido y los refranes populares conservados en sus versos. Hubo otra que lo leyó, lo hizo carne y siguió su trágica suerte. Esta reedición reabre las páginas del libro para poder, en este nuevo siglo, leerlo de nuevo.

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"Mientras domaban unos", collage de 30x40 centímetros
 
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