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Domingo, 18 de septiembre de 2016

CULTURA / ESPECTáCULOS › LAS CLAVES DE LA EXITOSA TENERLO TODO, DIRIGIDA POR CARLA SACCANI

Tener para ser, cueste lo que cueste

La obra que llena la sala Caras y Caretas desnuda la arrogancia y las miserias de una familia de nuevos ricos que cumple el sueño del palacete propio sin preguntarse de qué forma lo han conseguido. Una comedia que hace reír y pensar.

 Por Julio Cejas

Mucha agua ha corrido debajo de las domingueras mesas de Los Campanelli (1970) y Los Benvenuto (1991), aquellas mediáticas familias argentinas que intentaban, en formato televisivo, resguardar algo del espíritu sainetero, patio mediante, rastros de una inmigración que generó una clase media que siguió frustrándose a lo largo de décadas.

Muchos herederos de aquellos modelos de familias tradicionales a lo largo de esos años aspiraron a tener algo y otros a tenerlo todo. Algunos casi lo logran, como Los Giovanetti, emblemática familia forjada en los modelos de los nuevos ricos de la era menemista.

Los Giovanetti son los protagonistas de Tenerlo todo, obra escrita por Sebastián Villar Rojas y Vanesa Gómez, con dirección de la dramaturga Carla Saccani, propuesta que sigue batiendo récord de público en la Sala Caras y Caretas (Corrientes 1518), todos los sábados a las 21.30.

Típica familia de barrio que de la noche a la mañana cumplirá el sueño del palacete propio, sin preguntar cómo y de qué forma llega este regalito de su hijo Brian que se ha transformado en un exitoso empresario de la gastronomía.

Desde las alturas de ese departamento con vista al río, se ve mejor la vida, y es probable que todos aquellos que ayer los miraban como a ciudadanos de segunda, ahora los saluden con admiración o los aborrezcan por ese intento de querer demostrar hipócritamente, que todavía "se puede".

Mabel y Héctor son la madre y el padre, o por lo menos eso parecen representar: dos personajes casi esperpénticos, que parecieran ser los anfitriones de una gran fiesta en la que están a punto de arrojar la simbólica botella de champagne contra las paredes del departamento a estrenar, sin saber que esa imaginaria nave no llegará nunca a buen puerto.

Todos esperan la llegada de Brian, su mujer Sheila y su niño, mientras hacen su aparición Marichu, la hija mayor y Rita, la infaltable vecina (una inolvidable creación de Marita Vitta), que será quien les recordará a Los Giovanetti sus orígenes y sus miserias.

Apoyada en una línea de escritura teatral que caracteriza gran parte de la obra de Sebastián Villar Rojas, ahora con el aporte de Vanesa Gómez, la directora de Tenerlo todo se nutre de las claves de un teatro que provoca la risa sostenida de un sector del público que más allá de divertirse, sabe que la escena lo espeja de una manera peligrosa.

La puesta en escena con el aporte invalorable del maestro Jorge Nieto recrea uno de esos departamentos que parecieran extraídos de un set de televisión, donde tantos los personajes como el mobiliario parecieran ser maquetas de una realidad frívola, a punto de ser borrada por algún acontecimiento que afloje las máscaras y muestre su rostro cruel.

Mónica Toquero, Juan Carlos Capello, Marita Vitta, Macu Mascía, Marco Cettour y Lionel Fuentes le ponen el cuerpo y todo el talento de formaciones tan diversas a esta particular versión de este exitoso neogrotesco saccaniano.

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Personajes que exponen una ciudad muy pocas veces reflejada en el teatro rosarino.
 
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