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Martes, 22 de mayo de 2007

CULTURA / ESPECTáCULOS › "THE WALL", MUESTRA ANTOLOGICA DE MARITA GUIMPEL

La cámara lúcida y nómade

El desafío que se propuso este año la fotógrafa Marita Guimpel (1950) no es algo de todos los días: la autora ha logrado reunir, en una sola pared, una selección de su obra de casi dos décadas. El resultado puede verse hasta el miércoles 30 de mayo en la sala "Dr. Juan J. Trillas" del Teatro El Círculo (Laprida 1235). El muro del título es un panel de 5 metros de ancho por 2,60 de alto, prolijamente realizado e iluminado gracias a la colaboración del equipo técnico de la Sala Lavardén. La muestra incluye además de la predominante fotografía algunas pinturas, collages y técnicas mixtas.

Las fotos pertenecen a diversas series. Además de su muestra homenaje a la Biblioteca Argentina "Dr. Juan Alvarez" están algunas de sus fotos anuales, tomadas a lo largo de 16 años, de la amarilis purpúrea que crece en la terraza de su casa: flores y tallos que la cámara de Guimpel transmuta en verdes y rojas pinceladas expresionistas. Está su serie de vestidos, expuesta en la Alianza Francesa el año pasado. Están sus Giocondas de los años 90: la del mural de pinturas Suvinil que hubo en un edificio de la Avenida Pellegrini y también "la verdadera", la de Leonardo. "Cementerio de hierro", la serie resultante de sus recorridos por la zona ferroportuaria, testimonia el antiguo aspecto de los galpones abandonados del ferrocarril. El colmo de la exquisitez es su "Homenaje a Bonevardi", un detalle de un contenedor de basura y un fondo de pegatinas que la composición fotográfica transforma en algo bastante parecido a un Bonevardi.

Con un talento casi dadaísta para la descontextualización y con un sentido de condensación afín al de la poesía, la mirada de Guimpel revela concisos detalles de una ciudad invisible al ojo educado en el plano general. Al fotografiar, ella toma de la realidad aquello que tiene la autonomía de una obra de arte. Su encuadre es el mismo de la toma, sin retoques posteriores. Jamás usa flash ni foto digital; siempre foto analógica y luz natural. Sus registros urbanos siguen la misma lógica nómade de sus pinturas con óxidos: marcadas por una constante fascinación con la textura, están hechas de "óxidos que recojo cuando recorro". A esta altura, queda claro que su obra es algo así como la versión fotográfica de una mezcla entre la deriva situacionista y el Dogma 95. Con la diferencia de que Guimpel jamás reniega de un rigor artístico y estético basado en las nociones tradicionales de claroscuro, precisión visual y composición impecable.

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La muestra de Marita Guimpel es una instalación de por sí El título, The Wall, alude al famoso film de los años 70
 
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