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Miércoles, 11 de julio de 2007

CULTURA / ESPECTáCULOS › MARCELO BIRMAJER PRESENTA SU NOVELA "HISTORIA DE UNA MUJER"

"Espero no sonar convencional"

El escritor hablará hoy en Ross sobre su último libro, donde el policial es un género condimentado con cierta ironía.

 Por Edgardo Pérez Castillo

La pasión, se sabe, suele manifestarse de modos diversos. Eternamente bella, cautivante, a sus cuarenta años Isabel Masalvi comenzó a sufrir esas manifestaciones en carne propia. Víctima y victimaria, la protagonista de Historia de una mujer es el eje de la última novela de Marcelo Birmajer, donde el policial es un género condimentado con cierta ironía, con elementos que remiten a una Argentina reciente en la que los submundos pueden rozarse con los círculos de dinero y poder. Esta tarde, a las 19.30, Birmajer llegará a Ross Centro Cultural (Córdoba 1347) para dialogar respecto a su última obra, cuyo origen relató en su entrevista con Rosario/12: "Me habían llamado de la productora Patagonik para que pensáramos juntos una historia sobre una mujer. Escribí una sinopsis y a medida que la iba escribiendo iba creciendo. Finalmente tenía 60 páginas que no tenían nada que ver con lo que me habían pedido. Ahí nació la novela".

-¿Qué particularidades debía tener esa mujer cuando arrancó a escribir y cuáles adoptó para terminar convirtiéndose en el eje de la novela?

-Primero a mí se me ocurrió que fuera una mujer irresistible. Ocurre que en una película una mujer es irresistible del principio hasta el final, porque vos te vas y esa mujer sigue siendo irresistible, algo muy diferente de lo que es la vida. Porque en la vida las mujeres, al igual que los hombres, envejecen, y en algún momento dejan de ser irresistibles. Entonces quería hacer una novela en la que la mujer fuera, a lo largo de toda su vida, igual de irresistible de lo que es en una película. Que toda la vida la atracción dure con la misma intensidad que a lo largo de esas dos horas de película. Esa fue la decisión que tomé a la hora de escribir la historia de Isabel.

-¿Cómo aparecen los elementos policiales dentro de la novela?

-Naturalmente, porque el primer personaje que se me ocurre es Bordenave, y alrededor de él no surgía ningún héroe. Todos competían con él en villanía. El único héroe que surge finalmente, y no fue el último personaje que se me ocurrió, es Lito, el hijo que Isabel adopta. Todos los demás personajes iban apareciendo en función de cómo podían ser más patéticos y, a su manera, malvados.

-El heroísmo de Lito no es convencional. Quizás su gesto más heroico sea el de planificar su venganza y abrirse de un círculo que en algún punto resulta asfixiante.

-Creo que hay un heroísmo todavía más importante que ése, que es el de no acostarse con Isabel, no abandonar su rol de hijo hasta que termina la novela. Creo que es lo más importante que hace, porque de ser un chico que ha vivido todo tipo de experiencias en la calle, obviamente ha vivido experiencias sexuales, fácilmente podría haber transformado su pubertad en una época de su vida en la que podría acostarse con Isabel, pero él lo evita a eso. Y segundo, y casi igual de importante, es ajusticiar a uno de los personajes.

-De todas maneras, todos los personajes tienen un punto en común en cierto egoísmo y que, además, son personajes solitarios.

-Sí, todos. Creo que eso es algo que comparte toda la raza humana, nuestra profunda soledad. Nuestra incapacidad de conectarnos realmente con las personas que amamos. Espero no sonar demasiado convencional.

-¿Le costaría crear un personaje que no fuera, por naturaleza, solitario?

-Definitivamente sí, me costaría mucho. No lo puedo imaginar.

-¿Le interesaba de antemano que todos los cabos se terminaran atando al final de la novela, o eso surgió con la escritura?

-No, eso es imprescindible. Cuando uno está bien entonado, cuando uno está embriagado en la novela, los cabos se atan solos. Uno va escribiendo y notando cómo una cosa conduce a la otra, de una manera armónica.

-En algún momento de la novela uno empieza a preguntarse qué cosas hacen de Isabel una mujer tan pasiva, cuáles son las razones por las que esta mujer decide, deliberadamente, aceptar todo lo que le toca en suerte. ¿Encontró las razones?

-Creo que se parece mucho a muchas mujeres de clase media de las que hoy tienen 60 o sesenta y pico de años, que fueron amas de casa y que llegaron a tener la misma preparación universitaria que tiene Isabel: cero. La diferencia es que Isabel tiene 40 años y vive en nuestra época, pero no parece un personaje demasiado estrafalario. Distintas críticas feministas han señalado que el personaje es pasivo, pero hay un hecho de la realidad y es que el cincuenta por ciento de las mujeres asesinadas en la Argentina lo son por sus cónyuges o simpatías sentimentales. Eso implica que han sido golpeadas y se han quedado junto a sus cónyuges o simpatías sentimentales, porque es difícil creer que al primer golpe las maten, lo más probable es que previamente las hayan castigado. Si estamos viendo que permanecen con esas personas luego de ser castigadas, si bien la culpa es del golpeador, sí existe cierto grado de pasividad. Eso me parece que mi personaje lo representa bien. Por otra parte es una mujer que espera poder ser cuidada por un hombre. Es el destino que imagina para sí, entonces según su punto de vista no tiene alternativa. Para mí cada uno puede hacer con su vida lo que mejor le parezca mientras no moleste a otro, pero no me parece que mi personaje sea un punto de vista arbitrario sobre las mujeres. No creo en el machismo, no soy machista, y me parece que el único machismo que se puede llamar como tal es el del hombre que cohesiona a una mujer.

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"No creo en el machismo", aclara el escritor.
 
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