rosario

Viernes, 29 de diciembre de 2006

CONTRATAPA

Finde

 Por Beatriz G. Suárez

Desértica la palabra finde. Moderna. Pendeja. Oculta en los diccionarios. Te espero el finde, buen finde; todos estamos normalmente involucrados en los cambios del habla; ya no se dice mersa o tilingo, atrás quedaron guapo, fanfarrón, y más acá tirame las agujas, fachero, cheto, chapar, apretar. Las chicas de Di Vito.

La cultura está basada en el uso del lenguaje pero el lenguaje mismo muta sin propósito o progreso y ahora está la obligación del finde. Fin de cuentas, fin de cosas, fin de qué. Nada (otra palabra para llenar los reportajes), nada, eso, nada, tipo nada.

En los mensajes de texto se lee ke, beso es bs, felíz es una carita, xq, qdate, no c nada, toy ocupada, vení a ksa, gracias x todo, 1 abrazo.

El idioma del cual somos sirvientes imperceptibles recibe estas transformaciones, permite pequeñas derivas; creemos habitarlo y deshabitarlo como la mariposa que dejó su patrimonio de oruga en una rama para poder volar.

Pasamos de macanudo a todo bien en las fibras crudas de la lengua, ella teje en nosotros regiones incómodas. Pasamos de un escribir con lujo a estos resúmenes de existencia que aparece en los monitores asistiendo a la vida, creyendo rescatarla.

Procurando alivio se mueven los dedos en las teclas de este finde que de todas maneras es rico y febril por sus acentos, pelos y señales.

Aparecen al abrigo de la pantalla plana una treintena de siglas donde se confirma el misterio arrasador de la letra.

Como notables terratenientes acumulamos variaciones, metemos en la bolsa, transformamos, pero la infantería palabrera igual nos somete, a pesar de un finde exótico que provoca e invita a los ficticios cambios, a nulas maduraciones.

Fin de año lleno de olor, la sudoración rosarina se aposenta en el norte de cada quien. Se saludan los términos en redes, proveedores de internet, compañías telefónicas que ofrecen msn como si fuera amor.

Comerciantes chinos, verduleros entrerrianos, amantes en Colombia, estudiantes, diablos, ciclistas sacan sus celulares como extraños Tarzanes que (en resumidas cuentas) creyeran la locura de poder comunicarse. De que la lengua fuera para eso y no la infinita ruta del deseo.

Finde. Lectores, llegó el finde. El dos mil siete casi, el número.

Hasta el año que viene o hasta mas ver, o como quieran de actuales u olvidadas formas.

No se podrá sortear la tristeza de esta despedida.

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