rosario

Sábado, 1 de noviembre de 2008

CORREO

Productores

Cuando vemos lo que está ocurriendo con las inversiones en las empresas productivas nacionales, nos encontramos que los productores están invirtiendo menos de lo que deberían para llevar adelante estas producciones. Lo vimos con el trigo, cuando le pusieron mucho menos fertilizantes o ahora que están fumigando con menos producto que el recomendado. Algo similar ocurrió con la siembra del girasol y el maíz, donde la disminución de la carga tecnológica aplicada en los trabajos culturales a los terrenos fue una característica de esta campaña. Y ya viene la siembra de la soja, que se estima aumentará su área. La gran incógnita es si los productores harán las cosas como corresponde, o retacearán los productos buscando disminuir los costos e insumos. Y aquí es donde se están volviendo a equivocar. Porque en una producción agrícola ganadera en nuestro país, hay dos variables importantísimas que debemos considerar y que según varíen harán que nuestro negocio sea o no rentable. Una es el precio de venta de nuestro producto y la otra es la productividad de nuestra empresa. Usted se debe estar preguntando ¿qué ocurre con los gastos? Estos no los vamos a considerar por ahora como una variable a modificar, porque lamentablemente muchos productores creen que bajando los costos pueden llegar a lograr rentabilidad en su producción. Cuando verdaderamente ocurre todo lo contrario. Porque al intentar bajar los gastos, se invierte menos en fertilizantes, en agroquímicos, en alimento para el ganado, haciendo solamente que bajen los rindes por hectárea, los kilos de peso por día o el rendimiento de la leche. Y si vemos la otra variable que es el precio de venta de nuestra producción, nos encontramos que para nada depende de nosotros. Podemos desear que el trigo suba, o que suba el valor del litro de leche, pero si no es por movimientos lógicos ante los verdaderos fundamentos del mercado, nosotros no podemos hacer nada al respecto. Entonces si gastamos menos disminuye nuestros rindes, y el precio de venta no lo podemos modificar, lo único que podemos hacer es aumentar nuestra productividad. Y la gran mayoría de las veces esto lo logramos aumentando nuestros costos de producción. Cuando los precios se amesetan, no debemos bajar nuestros costos de producción, sino aumentarlos en búsqueda de una mayor productividad. De esta forma con más producción a un valor de venta constante, hace que podamos llegar a tener alguna mínima utilidad. Y si las circunstancias nos ayudan, los precios de venta de nuestros productos pueden llegar a subir, dándonos un margen extra de ingresos. Son tiempos de analizar con tranquilidad y la cabeza fría, porque un número y una decisión pueden hacernos cambiar el resultado de nuestra empresa productiva.

Alejandro Ramírez

Analista Agropecuario

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