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Viernes, 27 de marzo de 2009

CORREO

Trabajadores

A 33 años del último golpe militar que derrocó a un gobierno constitucional e implantó el terror como política de Estado es imprescindible recordar que uno de los objetivos principales de aquella Junta Militar y sus apoyos civiles fue el exterminio de los trabajadores y sus organizaciones sindicales, columna vertebral, por otra parte, del Movimiento Nacional Justicialista. Aunque, vale aclararlo para no generar vanas controversias, los grupos de tareas no solicitaban ficha de afiliación para secuestrar, torturar y asesinar.

El trabajo realizado en los años 80 por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) estableció que el 30 por ciento de los detenidos﷓desaparecidos entre marzo 1976 y diciembre 1983 fueron obreros, mientras que el 17,9 por ciento fueron empleados. También consignó la comisión que el 21 por ciento de los desaparecidos eran estudiantes, de los cuales uno de cada tres trabajaba.

La represión se hizo sentir en el entonces cordón industrial del Gran Rosario, donde llegaron a desaparecer íntegramente comisiones internas de delegados gremiales. Destruir el aparato productivo y domesticar a la clase trabajadora eran premisas indispensables de los golpistas del 76, para adecuar la Argentina en la que aún perduraban las conquistas obreras otorgadas por el General Perón y la soberanía económica al modelo de dependencia al que aspiraban los socios financieros de la Junta Militar.

El modelo de país al que le parece "indebido" que los trabajadores acumulen poder político es el opuesto al del Justicialismo. Es aquel que se molesta con la organización de los obreros y los desocupados, el que desprecia a los "cabecitas negra".

Recordar a los trabajadores desaparecidos es una tarea imprescindible de los peronistas. Ellos dieron su vida para resistir el avance las políticas liberales que destruyeron el salario, el empleo y la integración social.

Pero hoy sabemos que aquella resistencia no fue en vano. Un gobierno popular, elegido a través del voto, comenzó a recuperar el valor del trabajo, devolvió el poder adquisitivo del salario, redujo notablemente los índices de desempleo e integró a miles de personas sin futuro al sistema previsional que, además, recuperó el ahorro de los argentinos en manos del Estado.

A 33 años del golpe militar que se ensañó profundamente con los trabajadores, nuestro compromiso consiste en mantener la lucha por la felicidad del pueblo. Porque, como nos enseñó Eva Perón: "No debe haber más que una sola clase de hombres: los que trabajan".

Luis Daniel Rubeo

diputado provincial

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