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Jueves, 5 de marzo de 2009

PSICOLOGíA › LAS MIGRACIONES MARCAN A LOS NIñOS DE BOLIVIA

Abundancia en reemplazo de afecto

 Por María Elena Lora*

La práctica clínica en la Red de Atención Psicoanalítica (RAP) de la Delegación NEL﷓La Paz nos permite reflexionar sobre el fenómeno de la migración masiva transnacional que se produce en Bolivia y analizar el impacto, las marcas en la trama en la subjetiva de los niños que se quedan en el país. Más allá de las connotaciones jurídicas, económicas y sociales propias de estos movimientos poblacionales, lo que interesa es explorar las consecuencias en la familia y los efectos singulares que se producen en los niños afectados por esta diáspora boliviana.

Existe mucha información sobre las consecuencias políticas, económicas y sociales de la globalización ﷓desintegración de los Estados, precarización del empleo, migraciones masivas, segregación de las minorías, aniquilación de las culturas y lenguas originarias﷓ pero, en cambio, sabemos relativamente poco de los impactos subjetivos de estos procesos.

Desde esta perspectiva y por las atroces condiciones de pobreza existentes en Bolivia, se produce un alto nivel de migración, cuyo efecto es la disgregación familiar y la emergencia de un número de niños cada vez mayor que crecen sin padres. Estos niños confrontan un vacío de referentes, no hay modelos, ni ideales. Por otro lado acceden a una serie de objetos de goce, que van desde regalos caros (celulares, mp3) hasta montos altos de dinero enviados desde el exterior, destinados a taponar cualquier sufrimiento. Así, lo que transmite la familia es lo que la sociedad impone como ideal: la abundancia. De esta manera, se establece un tipo de lazo particular que empuja a estos niños a un consumo incesante, dejando los lazos familiares debilitados y un crecimiento del individualismo que desarticula las prácticas comunitarias.

Frente a este funcionamiento alienante, niños expresan su malestar señalando: "No tenemos a quién saludar cuando despertamos". Están confrontados con la soledad, la angustia, la infelicidad y el desamparo, que son la marca que deja en ellos esta carrera desenfrenada que impone el mercado. El sinsentido, la apatía, la violencia, la búsqueda frenética de nuevas formas de satisfacción, son síntomas cada vez más generalizados con los que se presentan estos niños.

Por otro lado, presenciamos el efecto segregativo que se genera para estos niños llamados "hijos de migrantes" cuyo estilo de vida los deja sin lugar en la comunidad y sin salida, ellos mismos dicen: "nacidos para migrar".

*Coordinadora de la NEL﷓ La Paz. Supervisa la práctica clínica en la RAP (Red de Atención Psicoanalítica). Del Boletín Rayuela nº 15, que dirige Judith Millar, y cuya responsable editorial es la psicoanalista Marcela Errecondo, de EOL Rosario.

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