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Viernes, 11 de febrero de 2011

LUX VA A ORAR CON LA PASTORA MABEL GEBEL

Pastoreando como Dios manda

Nuestrx cronista encuentra un credo a su medida en un templo cabaret restó donde monaguillas travestis elevan sus cumbias al cielo, las almas se purifican con fernet y los fieles nunca pueden irse en paz. Demos gracias a la pastora.

Harta de no creer con ardoroso fervor en nada, de no recibir una buena ostia de ningún monaguilllo ni de ninguna monja y de soportar dolores intestinales, un desfalco y mal aliento matinal sin que nadie me imponga las dos manos o al menos un dedo anular, me dejé convencer por Tía Enriqueta cuando me dijo: “Ponete algo menos decente, Lux, que aquí en pleno centro funciona un templo restó cabaret donde se profesa un credo justo a tu medida.”. Tendrá que ser un credo bien grande, casi le digo yo, pero para entonces ya estábamos subiendo por las escalinatas del templo en cuestión y de neón que anunciaba: Moulin Bleu. Nombre poco ortodoxo, quise pensar pero Enriqueta rezaba como una letanía: “¿Cómo no profesar una religión que aúna los molinos del Quijote con el azul del cielo en el nombre de su templo? Me pareció tan coherente su teología que tampoco la interrumpí cuando siguió explicando que la cumbia de fondo estaba anunciando la llegada de la pastora Mabel, anfitriona del lugar. Aunque no así del pastor Diego, su marido que en paz descansa desde hace un año y por eso ya no pastorean juntos como antes sino una aquí y el otro en el más allá.

En esta iglesia, debo aclarar para quien vaya conmovido por este testimonio, la gente no se ubica en las incómodas butacas que usan los evangelistas ni en los más que incómodos bancos de madera de rabinos y sacerdotes. Los feligreses que no son otra cosa que familiones con niños, mascotas y tías lejanas así como señores solos, señores perdidos y travestis de buena fe, se ubicaban en las mesas de este templo bar levantando la mano para exigir empanadas, torta de ricota, sánguches de milanga y fernet a troche y moche. Si esto es el cuerpo y la sangre del cristo de la pastora, yo aquí me quedo. Trascartón, me pasaron un papelito para seguir los coros en los cánticos: “No llores por mí Argentina, mi alma está contigo” decía el mío. Si así son los Aleluyas de este credo, aquí me quedo, dije afirmando a mi nuevo dios por segunda vez. De pronto se hace un dramático silencio y cuando pienso que por fin va a aparecer la virgen, la pastora, micrófono en mano, anuncia que “ahora con ustedes Donna Carroll” dicho lo cual apareció en escena una mulata travesti cantando una canción de... Aretha Franklin... Acá se ve la obra del Espíritu Santo, le dije a una de las hermanas que no paraba de empinar sangre de Cristo. A esta aparición le sucedieron otras estrellas cada cual recordando con entera libertad a alguna diva del pop, desde la Evita Perón de Madonna hasta el repertorio completo de Lía Crucet. Santa cumbia, santa empanada y santa bailanta peregrinaban por el púlpito mientras la pastora cerraba con un sacro “Fuerte ese aplauso” como quien dice Amén. La iglesia es una gran familia, dijo Mabel, para que no quedaran dudas, presentó a su nieta, a su hija, a su hijo adoptivo y a su nieto sietemesino, los cuatro perfectos beatos del playback y las imitaciones. A la hora del sermón, cuando llegó la palabra de dios, yo ya estaba tan poseida por la fe, que me fui con el señor, el único pobre santo que no se me negó tres veces esa noche.

Predicando entre plumas y strass, Teatro Moulin Bleu, Corrientes y Rodríguez Peña.
Todos los lunes a las 21 hs, entrada libre.

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