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Viernes, 7 de octubre de 2011

Dress code

Aunque no hay ley ni orden para el deseo, éste suele andar por su propia huella. A veces con tanta insistencia que la huella es capaz de transformarse en el Gran Cañón del Colorado conduciendo el torrente del goce siempre por el mismo cauce. Habrá quien sólo se derrame por un daddy, o quien prefiera seguir la estela de ese olor propio del deporte. Aquí, cinco ejemplos de cómo y dónde pueden reunirse los que comparten el placer por un estilo o una prenda particular capaz de augurar las mejores aventuras.

 Por Facundo R. Soto

Doble click: las noches blancas y negras

Andy Warhol decía que cuando estaba deprimido salía a comprar calzoncillos blancos. Eso fue hace más de 20 años; sin embargo, parece que la ropa interior sigue teniendo alguna pócima mágica que despierta el deseo, la imaginación y las expectativas de que algo trascendente va a pasar esa noche; aunque después haya que volver a repetir esa experiencia porque hubo algo que faltó: siempre falta algo. Así es el deseo.

Las fiestas White Party se hacen en un local climatizado de Retiro, una o dos veces por semana. El acceso es por lista de invitados, previa confirmación por mail diciendo solamente que vas (con tu dirección de e–mail alcanza). Estas fiestas son organizadas por Los Fiesteros (www.grupolosfiesteros.com.ar), que llevan más de 10 años en Buenos Aires organizando encuentros sexuales grupales. Pero no todo es anarquía en el sexo: el código de vestimenta para los encuentros es usar ropa interior de cualquier tipo, pero que sea blanca. El organizador dice por mail: “Ante la falta de calzoncillos blancos, se puede permanecer con una toallita o un paño en la cintura, pero tiene que ser blanco. En caso de no tener nada blanco, se podrá permanecer desnudo, pero desnudo completamente, no con ropa interior de otro color que no sea blanca. Esto es determinante. Y como sugerencia práctica, podés llevar riñonera”. La edad promedio es entre 18 y 35 años.

Los Fiesteros también organizan los encuentros Black Party, que son exclusivos “de varones”, sin límite de edad (no se deja a ningún varón afuera, aunque falte la definición de qué es ser varón), en ropa interior negra, leather o desnudos.

Para cualquiera de sus noches, el pago de la entrada es de 40 pesos e incluye preservativos y geles, doble consumición (tragos, gaseosa, cerveza, cuba libre, whiscola, sangría criolla) y el guardarropa.

En algunos encuentros priorizan el tema de la edad. Hay una promo para chicos de 18, 19, 20 y 21 años, que con el DNI en la mano no pagan la entrada. Dicen que también contemplan problemas económicos puntuales, que son flexibles y que les interesa hacer las reuniones para que todos la pasen bien; claro, todos los varones que acepten y gocen ir con calzoncillos blancos o negros, si son jóvenes, mejor.

“Siempre hay algún stripper, musculoso y superdotado animando la fiestita”, cuenta un habitué infaltable de las fiestas. Dice que el objetivo se cumple, que encuentra lo que va a buscar en estas fiestas White Party, a las que no falta nunca. ¿Qué busca? No lo puede definir, pero ahí la pasa bien, salvo cuando se organizan las Noches Morbo, donde todo está permitido. Sobresale el scat y pissing, es decir hacerse caca y pis.

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