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Viernes, 12 de marzo de 2010

Niebla del Riachuelo

Testimonio de Sara Torres

Para Néstor todo iba con todo, la palabra y el erotismo como punto principal.

Es curioso, pero si viviera discutiría con todos, ya que él no estaba de acuerdo con el modelo homosexual normalizado, el emblema ‘gay con gay’ no era se su simpatía, sino todo lo contrario. El movimiento que planteaba era mucho más revolucionario, similar a lo que hizo con la palabra: la llevó al límite de lo grotesco encontrando así su máxima expresión.

Néstor fue un barroso de la trinchera con sed de chongo de base. Le seducía la oralidad de las lenguas de las bocas del bajo fondo de San Pablo, que a su vez eran similares al bajo fondo del Río de la Plata. Pero era difícil ese levante para él, se le pegaban los intelectuales, que lo aburrían tremendamente.

En sus fiestas, allá por los setenta, existía cierto código en base a su ideología, que nada tenía que ver con la ideología que existe en este presente. ¿Qué importa con quién y cómo? Esa fue la insignia que sostuvo durante toda su vida, la que construyó a base de su militancia por la liberación homosexual.

La sensualización de su escritura confrontaba las trabas de la sociedad de aquellos años, no le temblaba la voz para dar batalla con discusiones que se presentaban con los poetas intelectuales, periodistas, escritores, académicos snobs. Reñía contra el snobismo, no soportaba los rostros entrabados, la pose poco relajada, disfrutaba estar con la otra banda.

Cada cumpleaños que se festejaba en su casa de Avellanada era pura fiesta Rosa, llena de disfraces, poesía, representaciones de lo que querían y como querían. Además el copetín nunca faltaba, ¿por qué iba a faltar?, era una fiesta, no había reglas que condicionen ni clausuren a nadie su propia liberación Rosa.

En sus últimos años ganó una beca a París, la que lo llenó de expectativas y a su vez lo destruyó. Estando en París se dio cuenta de que su escaso manejo con el idioma destruyó su arma de seducción y paralelamente se fue destruyendo la relación que tenía con su novio: sólo veía cómo su chongo levantaba a lo loco y él no, lo cual para Néstor fue pavoroso. También es cierto que dentro de este viaje lleno de desilusión recibió la noticia de que era portador de HIV.

“Yo no creo que sea marginal. Soy del sur, del bajo fondo del Río de la Plata que está pegado a mi barrio Avellaneda.” Néstor Rosa.

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