Me emocionó muchísimo la exquisita redacción que hicieron en el suplemento especial por la Ley de Matrimonio Igualitario el 16 de julio. Quiero decirles que con un cielo cubierto, con granizadas fuertes por momentos y una ventana que me permite admirar la belleza de nuestras playas marplatenses, seguí minuto a minuto el debate en el Senado a través de C5N (me hubiera gustado mucho verlo a través de la TV pública, pero no lo trasmitieron, salvo algunos flashes) y segundos posteriores a ver el tablero con la votación final estallé en un llanto que lo sentí como la catarsis de tantos y tantas que no llegaron a vivir este momento. Hoy, mientras leía el suplemento, también lagrimeaba en el colectivo por saber que mi emoción, felicidad, algarabía era, en el mismo segundo, la de much@s en Capital y muchísim@s más en todos los rincones del país. Y lloré durante la madrugada, al otro día mientras caminaba a mi trabajo, inhalando un renovado aire de democracia, mirando el cielo con un brillo especial, cuando me llamaron amigos, cuando me saludó mi papá, cuando imaginé que algún día también será la felicidad de mi madre y hermana al aceptar los beneficios de esta ley.

Memorable 15 de julio de 2010 que me encontró tarareando una pegadiza canción que dice “contigo, mi vida, quiero vivir la vida”, pero ahora se puede con todos los derechos y garantías.

Desde mi Mar del Plata amada, con una fina capa de nieve en sus arenas grito: ¡que viva la patria carajo!

Daniel Bertone (25 años)