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Jueves, 31 de diciembre de 2015

MIENTRAS TANTO... AQUí Y AHORA.

La comunidad TLGB en estado de alerta permanente

Principios, leyes y avances en derechos, también constituyen un alerta sobre lo que falta, lo que no se cumple y lo inadmisible.

 Por Claudia Vásquez Haro

Durante los últimos 12 años los derechos humanos fueron políticas de Estado en Argentina, ahí no solo conseguimos la igualdad jurídica en relación a la ley de matrimonio igualitario, ley de identidad de género, ley de cupo laboral trans en la provincia de Buenos Aires, entre otras, sino que sentíamos al Estado presente. La misma Cristina Fernández de Kirchner en plena cadena nacional pidió a la justicia que se esclarezca el asesinato de la compañera Amancay Diana Sacayán. La gente nos dice “Ahora no hay quien las defienda”. En alusión a que no está CFK en el gobierno. A muchas de nosotras nos pasó por el cuerpo esa sensación de orfandad. Pero sabemos que hubo un antes y un después para cada una de nosotras, sobre todo para quienes vivimos la experiencia vital de los códigos de falta o edictos policiales que criminalizaban la identidad trans. Las personas TLGBI estamos empoderadxs, vamos a defender cada una de las conquistas ganadas y seguiremos reclamando lo que aun falta conseguir.

Hoy nuestra comunidad atraviesa un estado de alerta permanente. No vamos a volver al oscurantismo que nos tocó vivir durante mucho tiempo, producto de la discriminación y la exclusión social por parte del Estado y algunos sectores reaccionarios, conservadores, misóginos y heteronormativos. En estos últimos días integrantes de la diversidad sexo/genérica hemos visto resurgir prácticas neonazis, desde los hechos que tomaron estado público en Mar del Plata, hasta la brutal golpiza a Laura Elena Moyano, militante trans platense el pasado 23 de diciembre. Laura estudia en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, es vicepresidenta de la asociación civil OTRANS La Plata, organización que lucha por los derechos de las personas trans en La Plata y trabaja como empleada en el municipio platense. Tanto las brutales golpizas que recibió Laura, como los femicidios trans –el de Amancay Diana Sayan por citar un ejemplo– responden a un discurso de orden, desde el cual se potencia el odio hacia las personas con identidades diversas. Descarto el móvil del robo, porque a mi entender sería una forma simplista de justificar lo acontecido. Por el contrario estos hechos son un claro mensaje de tipo mafioso, como lo sostiene la investigadora Rita Segato, en relación a las muertas de Ciudad Juárez.

Estos mensajes tienen dos ejes: uno vertical dirigido hacia las víctimas y otro horizontal hacia los mismos pares. El cuerpo es el soporte de dicho enunciado, pero también territorio del cual se apropia el perpetrador. El primero, va dirigido a las víctimas, si no cumplimos los mandatos heterosexuales, nos dicen, esto les va a suceder. No solo a las mujeres trans, sino a todo lo que en las categorías sexo/genéricas sea lo no macho. Mientras que en el segundo, el mandato exige para ser parte de la cofradía viril, un pacto de sangre a través de la violencia, y así adquirir un sentido de pertenencia.

Fueron dos hombres quienes la golpearon brutalmente a Laura, uno sólo se encuentra detenido. El hecho al parecer fue premeditado. Uno de ellos de nombre “Agustín”, conocía a Laura anteriormente. Ese mismo día por la tarde fue a visitarla, solo. Por la noche llevó a un amigo con claras intenciones de ejecutar la violenta golpiza, la cual le podría haber causado la muerte. La fiscal que interviene en el caso es Leyla Aguilar, quien caratuló el hecho como delito por “tentativa de homicidio”, desconociendo el agravante por su identidad de género autopercibida. La causa tendría que enmarcarse como “tentativa de femicidio”. Es conocido que aun los cuerpos de las mujeres trans no entran en el circuito común del deseo, casi siempre o en la mayoría de los casos es por una vía clandestina. Sabemos la importancia de las leyes, pero lo que hay que transformar son las pautas culturales, que discriminan, excluyen y matan. En una ciudad donde hace poco –en plena campaña política– el actual intendente de La Plata Julio Garro, hiciera declaraciones con respecto a las mujeres trans, manifestando que no les daría trabajo, sí ayuda desde lo médico y lo psicológico. Sus dichos contribuyen a seguir criminalizando y potenciando el estigma hacia las personas trans. Y que pese a las repercusiones mediáticas, no haya salido a retractarse, ni tampoco sabemos cuáles serán sus políticas en relación a esta problemática, se torna preocupante.

El rol de los medios

Los medios de comunicación cumplen un rol fundamental, no sólo tienen por función informar a lxs ciudadanxs, sino que de acuerdo a lo que publican producen sentidos en la sociedad. Es decir a través de sus representaciones contribuyen a los marcos interpretativos de determinados temas. El diario El Día, en su edición del 23 de diciembre, no sólo desconoce la identidad de género de la militante trans platense Laura Elena Moyano, sino que titula su nota periodística “Brutal ataque a golpes en edificio céntrico”. Omitiendo su identidad genérica y política. Cuando se trata de un caso de violencia de género, con el agravante de su identidad auto percibida. Una problemática recurrente, conocida por muchos como “transfobia/ femicidio”. Asimismo el medio lo ubica en la sección policial, cuando es un problema social y tendría que estar ubicada en la sección sociedad. ¿Blindaje mediático también en La Plata? Este es uno de los temas de los que tiene que dar cuenta el periodismo platense, la justicia y principalmente el intendente de La Plata Julio Garro y la Gobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal. l

*Presidenta de Otrans.

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Laura Elena Moyano recibiendo su DNI que respeta su identidad de género, de las manos de la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner
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