turismo

Domingo, 17 de febrero de 2008

CORDOBA > EL PUEBLO DE SAN MARCOS SIERRAS

Escondido en un valle

En plenas Sierras Chicas de Córdoba, dentro del Valle de Punilla, San Marcos Sierras es un pueblito encantador “descubierto” por los hippies a fines de los sesenta. Paisajes de exuberante verde, playas de río y el singular Museo Hippie.

 Por Guido Piotrkowski

San Marcos Sierras es un pueblo encantador, o encantado para quienes prefieran el formato de las historias de duendes del lugar. La típica plaza central, su iglesia y la feria artesanal, además de sus ríos y el entorno natural que lo rodean, son el eje de un pueblo casi perdido en las sierras.

“San Marcos” es el pueblo elegido por mucha gente cansada de la gran ciudad, que optó por convertir a la naturaleza en parte de su cotidianidad. Al andar por sus calles-sendero repletas de vegetación, se ven en la puerta de muchísimas casas carteles ofreciendo terapias alternativas, masajes, venta de miel, aceite de oliva y productos orgánicos.

Esta pequeña localidad custodiada por el Cerro de la Cruz y el Cerro Alfa, donde la vida transcurre lentamente y sin aparentes preocupaciones mundanas, tiene unos 3000 habitantes. Y aunque en los meses de verano se ve rebalsada de turistas, resulta un lugar apacible e ideal para el relax. San Marcos está habitado por descendientes de sus pobladores originarios –los comechingones–, además de antiguos hippies y nuevos pobladores que provienen de núcleos urbanos como Rosario, Córdoba y Buenos Aires.

RIOS DE FELICIDAD

Al pueblo se lo puede dividir en dos: a un lado y al otro del río San Marcos. Un vado y un pintoresco puente unen ambas márgenes separadas por este angosto y poco caudaloso río. Para acceder a la parte más linda del río hay que caminar cerca de un kilómetro por una pasarela de cemento hasta un diquecito. El agua corre a un lado por los canales otrora construidos por los comechingones y hoy mejorados por los pobladores actuales. El agua llega así hasta el pueblo para consumo de sus habitantes, que muchas veces sufren las escasas lluvias. A lo largo del camino se ven algunos morteros aborígenes, y cruzando el diquecito hay una pequeña hoya para zambullirse luego de la caminata. Siguiendo por la quebrada río arriba, se accede a los sitios conocidos como Agua mineral chica –tres kilómetros– y Agua mineral grande –seis kilómetros–, que son unas fuentes de aguas termales.

A cuatro kilómetros del pueblo está el río Quilpo, más ancho y caudaloso, ideal para nadar y recostarse en sus playas. En los alrededores del pueblo hay una serie de balnearios como el Municipal, el Tres Piletas, el Tío Rico y el Vado de López. En general se paga un ingreso y hay instalaciones sanitarias básicas, camping, algunas parrillas y un quincho donde comprar comida.

Algunas callecitas de San Marcos tienen ese no sé qué. Son estrechos senderos de túneles naturales formados por la espesa vegetación, dignos de un cuento de hadas, por donde la gente circula aún más lentamente que de costumbre. En uno de ellos está el Museo Hippie, creado por Daniel “Peluca” Domínguez, quien recibe a los visitantes personalmente y les relata sin respirar la “historia ilustrada del hippismo”. Y ésta va desde los tiempos de la antigua Grecia, en los que él destaca a Diógenes como el primer hippie, hasta la actualidad, pasando por personajes ilustres como Tolstoi, Gandhi y Jesús, quienes, al parecer de Peluca, eran también hippies. En las paredes del pequeño museo hay colgados objetos como una guitarra que perteneció a Tanguito y un Marta Minujin auténtico.

VAMOS DE PASEO

No sólo de San Marcos viven las sierras. A su alrededor la naturaleza hizo lo suyo también, y el Valle de Punilla regala sucesivas postales como el camino de tierra que conduce a Charbonier para salir a la Ruta Nacional 38. Por ese camino se llega a Los Terrones, con un paisaje de rojizas y extrañas formaciones rocosas con cuevas, cascadas y enormes paredones de casi cien metros de altura. Las piedras de arenisca revelan formas de tortuga, camellos y otras más que los pobladores bautizaron como “El Monje”, “La ciudad perdida”, “El dedo de Dios”, “El honguito”, “El sillón” y “La garganta del Diablo”.

En Los Terrones hay dos circuitos, uno corto que se puede hacer por cuenta propia, y otro de dos horas que se hace únicamente con guías del lugar. Desde lo alto –a espaldas del cerro Uritorco– se ve el cerro Pajarillo –el segundo más alto del valle–, el río Pinto, el dique Cruz del Eje, el embalse Los Alazanes y gran parte del Valle de Punilla.

El Valle de Ongamira es otro de los lugares muy visitados en la región. Aquí habitaron los comechingones que más resistieron el avance español, y cuenta la historia que los últimos rebeldes de la zona, liderados por el cacique Onga, se arrojaron desde el cerro Colchiqui antes de ser ultimados por los colonizadores.

El lugar a visitar es el Parque Natural Ongamira, donde se realizan cabalgatas y trekkings con una hermosa vista de 360 grados de este valle de rocas moldeadas por los caprichos del viento y la lluvia desde hace 130 millones de años.

Uno de los tantos sitios para visitar a lo largo de la Ruta 38 es Los Mogotes, a donde se ingresa por un camino de tierra. Junto a su pequeño arroyo se puede acampar y hacer un buen asado. Y si las energías alcanzan se puede continuar con un trekking hasta la Cara del Indio, tallada naturalmente en la piedra.

El cerro La Cruz, de fácil acceso a pie desde San Marcos, domina las alturas serranas y es el sitio elegido por los amantes de los bucólicos atardeceres. Si no hay luna, es recomendable llevar una linterna para el descenso, que termina a metros de la plaza, muy concurrida en las noches de verano. Allí se presenta todos los días un grupo musical distinto y los nuevos hippies hacen malabares para ganarse una moneda que les alargue su estadía serrana.

DATOS UTILES

Cómo llegar: Desde Buenos Aires, por Ruta 9, pasando por Pilar y Autopista a Córdoba. Desde Córdoba hay que ir por la Ruta Nacional 38, hasta el kilómetro 112, donde se debe doblar a la izquierda y tomar el camino de acceso pavimentado hasta la entrada del pueblo (12 kilómetros).

Dónde dormir: Hay varios campings a orillas de los río San Marcos y Quilpo.

Complejo de cabañas Los Quijotes, sobre el río San Marcos. Tel.: 03549-496128 / 15416585

Cabañas Edén: Tel.: 03549-496166 www.cabaniaseden.com.ar

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Contrabajo, pandereta, guitarra y raspador, cuarteto completo junto al río.
Imagen: Guido Piotrkowski
 
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