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Domingo, 3 de noviembre de 2002

PATAGONIA TURISMO Y PESCA EN EL SUR

Se vienen las truchas

La temporada de pesca con mosca está abriéndose en estas semanas en
las distintas zonas de pesca de la Patagonia. Se trata, como siempre, de un acontecimiento esperado tanto en el país como en el exterior, por el gran prestigio que tiene el sur argentino entre los mosqueros de todo el mundo.

Por Graciela Cutuli

Si hay algo en que la Argentina está en primera posición a nivel mundial, aun con una economía herida como la actual, es el paisaje y los recursos naturales. Bien lo saben los extranjeros que cada verano llegan desde el mundo entero para ejercer su deporte favorito, la pesca con mosca, en uno de los mejores pesqueros del planeta: la Patagonia. Y no sólo lo es por la abundancia de las aguas, al pie de los Andes o en los ríos de Tierra del Fuego, sino y sobre todo por los magníficos paisajes de estas regiones y porque se trata de uno de los últimos rincones muy poco alterados por la actividad humana sobre nuestro planeta. Acorde con la filosofía de esta pesca muy particular, que privilegia el contacto y la armoniosa relación con la naturaleza por encima de los resultados y de las presas, la Patagonia ofrece una única combinación de lugares, servicios, ríos ricos en salmones y una larga tradición en esta actividad.

por si las moscas La pesca con mosca empezó en los ríos del sur con la presencia inglesa, ya que el fly-fishing, como se conoce también a esta modalidad, nació y se desarrolló en los países anglosajones. Sin entrar en más especificaciones técnicas, la pesca con mosca se diferencia de la pesca tradicional por su visión radicalmente diferente, tanto de la manera de acercarse a los peces como de su destino. Por un lado, las “moscas” usadas son engaños que reproducen muy fielmente insectos y larvas de insectos que comen los peces, y los anzuelos son más sutiles y más fáciles de sacar, porque apenas provocan una herida leve en la boca del pez. Por otro lado, y esto sucede sobre todo en la Argentina, donde la pesca con mosca y el conservacionismo andan casi siempre de la mano, esta forma de pescar busca nada más que la satisfacción de haber podido engañar una presa de buen tamaño, mostrando así la habilidad del pescador para “leer” las aguas y fabricar buenas moscas, mientras que la pesca tradicional busca un resultado cuantitativo y extractivo, o sea, volver con la cantidad más grande posible de pescados.
En los frágiles ecosistemas de los ríos del sur del país, los mosqueros, agrupados en asociaciones regionales y encabezados por una asociación nacional, son desde hace mucho tiempo actores muy valiosos para los programas de conservacionismo y defensa del medio ambiente. Y no sólo porque los guías de pesca con mosca encuentran en este grupo una muy lucrativa fuente de ingresos (no es raro que los extranjeros paguen varios miles de dólares por una semana de pesca en la Patagonia). Esta modalidad de pesca atrae a gente con una gran conciencia ecológica. Porque si el equipo (en general, mucho más caro que el de la pesca tradicional) puede resultar imprescindible a la hora de efectuar una linda pesca, los conocimientos prevalecen ante todo. Los mosqueros aprenden a “leer” tanto las aguas como el paisaje. Saben reconocer por las corrientes y las turbulencias de las aguas los lugares donde se esconden las truchas, conocen qué tipo de insectos o larvas comen, y aprenden a reproducirlos con los más diversos elementos en sus talleres. Cada presa es fotografiada y luego, en general, devuelta al agua. No es raro que se lleguen a pescar truchas que tienen en su boca las marcas de precedentes pescas, demostrando así no sólo su voracidad, sino, y sobre todo, que esta forma de pesca, si bien lastima el pez, no le provoca heridas fatales.

Mosqueando por el sur Si bien la pesca con mosca se puede practicar en todos lados y con muchas especies, en la Argentina se disfruta esencialmente en las aguas patagónicas y la especie reina de la modalidad es la trucha. En nuestro país hay unas siete especies de salmónidos, entre truchas y salmones. La más conocida, por ser la más ampliamente distribuida por el país, es la trucha arco iris, que se encuentra en los ríos desde Salta hasta Tierra del Fuego. Las truchas marrón y frontinalis (o de arroyo) tienen poblaciones más reducidas que las de las arco iris. La trucha de lago se encuentra casi exclusivamente en la cuenca del lago Argentino. Los salmones chinook (o King Salmon como lo conocen losanglosajones) y coho (o Silver Salmon) se encuentran en los ríos del sur que desaguan hacia el Pacífico e integran un grupo que se conoce como salmones del Pacífico. La séptima especie de los salmónidos presente en la Argentina es el salmón encerrado, cuya población es muy reducida y se limita casi a los lagos Epulaufquén, Curruhue, Traful y Cholila.
Los pesqueros más accesibles son los ríos y los lagos de la región de Bariloche, San Martín de los Andes y Junín de los Andes, por las comodidades que ofrecen estas ciudades y sus facilidades de acceso. Los expertos buscan siempre nuevos pesqueros y remontan ríos en zonas de acceso más difícil, como en Santa Cruz o el sur de Chubut, pese a que la pesca con mosca se practica en toda la Argentina. Los pesqueros más populares se encuentran entre Zapala y Esquel. Al sur de Zapala, en Neuquén, el río y lago Aluminé están entre los pesqueros más visitados. En la región de Junín de los Andes, se pesca con mosca, especialmente, en los ríos Chimehuin (de fama internacional por las truchas enormes que hace años se pescaban en su boca), Malleo, Collón Curá, en el lago Huechulaufquen y el embalse Piedra del Aguila. San Martín y Bariloche son dos centros muy importantes, que cuentan con asociaciones locales de mosqueros e importantes estudios realizados sobre salmónidos. La pesca con mosca es un deporte habitual entre las otras múltiples actividades propuestas en esta región, en los numerosos lagos y ríos. En Chubut, los Lagos 1 y 3 de la zona del río Pico son también buenos pesqueros. Además, desde hace un par de temporadas, suelen abrirse condicionalmente durante el invierno, mientras que la temporada de pesca con mosca, clásicamente, está ceñida al fin de la primavera y los meses de verano. Más al sur, los grandes lagos de la provincia de Santa Cruz son pesqueros que ofrecen una mayor diversidad de presas y, en general, reciben una menor cantidad de pescadores. Son los lagos San Martín, Buenos Aires, Argentino y Pueyrredón. El río Santa Cruz es también un pesquero muy interesante.
Muy lejos, pero entre los mejores pesqueros de salmónidos del mundo, la región de Río Grande en Tierra del Fuego tiene fama internacional. De hecho, se han batido varios records de pesca de distintos salmónidos y con diversos equipamientos. El tamaño de las presas es muy apreciable. Una trucha gigante de cemento recuerda incluso que la ciudad de Río Grande debe a este pez uno de los pocos atractivos turísticos que le permiten rivalizar frente a Ushuauaia. La ciudad no teme autodenominarse incluso “Capital Internacional de la Trucha”. Lo dice todo...

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Los paisajes casi vírgenes del sur aumentan el atractivo del ecológica pesca con moscas.
 
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