turismo

Domingo, 26 de septiembre de 2004

COLOMBIA - CRóNICA DE UN VIAJE POR EL EJE CAFETERO

Tierra paisa

En la región centro-occidental de Colombia, un encuentro con la cultura del café y la singular personalidad campechana del pueblo paisa en un recorrido por las plantaciones y las ciudades de Armenia, Pereira y Manizales, donde a los argentinos les preguntan por “el Boca”. De allí es el equipo de fútbol 11 Caldas.

 Por Julián Varsavsky

A lo largo de un viaje por el eje cafetero nuestro anfitrión será siempre un paisa. ¿Y qué es un paisa? Así se llaman los habitantes de las montañas centro-occidentales de Colombia, quienes se distinguen por el buen humor y llaneza campechana de aquellos que no tienen nada que ocultar porque viven a flor de naturaleza viva. Un paisa será nuestro guía y también los que se nos acerquen por la calle con ganas de saber sobre la Argentina y “el Boca”. A los paisas –que son los únicos del país que hablan de “vos”–, el resto de los colombianos los acusan de querer a su región más que a su propia madre. Ellos no los desmienten y contestan: “Vengapués, que si usté quiere le voy a mostrar mi tierra”.
Y la tierra de los paisas tiene el aroma del café. Los originales paisas eran de Antioquia, en su mayoría arrieros pobres que a principios del 1800 colonizaron los actuales departamentos cafeteros de Risaralda, Quindío y Caldas. Llegaron para producir café, desarrollando con los años una cultura que gira, en gran medida, alrededor de esta bebida universal. Afortunadamente para sus habitantes, la zona del eje cafetero se mantiene casi ajena a los avatares de la violencia política.

"Ay Manizales del alma..."
El recorrido por la región puede comenzar en la ciudad de Manizales, capital del departamento de Caldas. De aquí es el equipo de fútbol 11 Caldas que este año le ganó a Boca la Copa Libertadores. Un rasgo muy singular de esta ciudad es la fuerte influencia española en la cultura local. Por un lado hay una larga tradición taurina que desde 1887 se celebra en una gran plaza de toros de estilo mudéjar. Las corridas de toros con grandes figuras españolas son el eje de la famosa Feria de Manizales, una fiesta popular que atrae a millares de turistas y lugareños, donde incluso se realiza el Desfile de Carrozas del Rocío, igual que en Andalucía. El himno de la feria es un conocido pasodoble que identifica a la ciudad en casi todo el mundo: “Ay Manizales del alma...”. Durante la feria, que se realiza en el mes de enero, existe una “tangovía” donde hay concursos de canto y baile de tango, género muy popular en la zona. Pero en general el paisa de esta zona no es muy bailador sino más bien conversador y tomador de bebidas de caña como el ron y el anís marca Caldas, que tienen una tradición de 75 años. Otra característica local es la persistencia del patriarcado en familias numerosas. De todas formas la mujer manizaleña se distingue por un carácter fuerte y se le permite beber casi a la par con el hombre.
El centro histórico de Manizales fue declarado monumento nacional por su llamativa arquitectura de estilo neoclásico, neogótico y neorrenacentista. Además son típicas las casas construidas con guadual –un gigantesco bambú-, barro y bosta de vaca, que resultan muy efectivas contra los terremotos que cada tanto asuelan la región.
En la plaza central, frente al palacio gubernamental, existe una polémica escultura moderna de Simón Bolívar metamorfoseado en cóndor, cuyo severo rostro mira fijo a la ventana del despacho del gobernador. Y el atractivo natural más importante de Manizales es el Parque Nacional Los Nevados, donde está la montaña Nevado del Ruiz, cuya cumbre alcanza los 5400 metros de altura.

El Quindío y los parques
La ciudad de Armenia –que fue casi destruida por un sismo en 1999–, es la capital del departamento del Quindío, uno de los principales en el eje cafetero. La mejor forma de conocer la cultura de la vida en el cafetal es alojándose en alguna de las veinte fincas que, además de producir café, ahora están abiertas al turismo como forma de contrarrestar la crisis de este cultivo en el país. Una finca recomendable es El Balso, que ofrece al viajero una confortable casona de dos plantas construida en madera con galerías exteriores donde cuelgan algunas hamacas. Don Julián, el dueño de El Balso, atiende personalmente a los huéspedes y les explica todo el proceso de producción. En el departamento del Quindío existen dos parques temáticos ligados a la cultura del café, ideales para ir con niños. El más importante es el Parque Nacional del Café, un gran parque de diversiones dentro de un hermoso contexto natural. Durante la visita se recorre un largo sendero ecológico que atraviesa cultivos de café y un gigantesco “guadual”, una especie de bosque de bambúes gigantes. Luego un teleférico lleva hasta la reconstrucción de una aldea cafetera, con sus casas tradicionales y una iglesia. Y como en todo buen parque de diversiones hay una montaña acuática y una gran montaña rusa. Para el final queda la visita al Museo del Café, con toda la maquinaria que históricamente se utilizó para procesar el grano.
El Parque Nacional de la Cultura Agropecuaria es un parque temático privado donde los niños interactúan a fondo con la cotidianidad de la vida de campo. Su nombre comercial es Panaca. El predio está dividido en ocho estaciones que se recorren en una carreta tradicional. Además hay un sector dedicado a los perros.
Los paisas del Quindío –tremendamente exagerados, como todo paisa–, aseguran que este es el departamento de Colombia donde hay más fábricas unipersonales de arepas por metro cuadrado. La arepa es casi el equivalente al pan en las zonas de campo de Colombia, y se prepara con harina de maíz. Cualquier zona del departamento es buena para comer arepas, pero un lugar de singular encanto para hacerlo es el pueblito campesino de Salento, emplazado en una zona montañosa.

Pereira y la bandeja paisa
Pereira es la capital del departamento de Risaralda, ubicada en el centro del eje cafetero y en medio de un profundo valle muy fértil de la cordillera de los Andes. Es famosa por sus hoteles termales al pie de la montaña y por sus paisajes verdes y húmedos, ideales para el cultivo del café. Al ir por la carretera junto a las plantaciones de café es común ver todavía a los tradicionales jipaos, el medio de transporte de la zona que utilizan los recolectores. En realidad, un jipao es un jeep Willy de los que se usaron en la Segunda Guerra Mundial que puede llevar paradas –y agarradas como puedan– hasta 20 personas.
En esta ciudad –como en todo el eje cafetero– un viajero de ley tiene la obligación de probar una bandeja paisa, el plato tradicional de toda la región. Sus ingredientes principales son el patacón (plátano frito), los frijoles cargamanto, chicharrones, una arepa, chorizo de cerdo, arroz, un cuarto de palta, carne molida, un huevo frito y una infinidad de ingredientes más que varían según del gusto del cocinero o la zona.

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La típica casa cafetalera de la finca El Balso. Un buen hospedaje para el turismo.
 
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