turismo

Domingo, 27 de mayo de 2007

Por cuatro siglos en Tucuman

La Feria del pueblo de Simoca –al sur de San Miguel de Tucumán– es una de las más antiguas y auténticas de toda la Argentina. Su origen se remonta a los tiempos de la conquista, en el siglo XVII, cuando los misioneros reunían a los pobladores autóctonos para ofrecerles misa y de paso se hacían intercambios de mercancías con el sistema del trueque. Con los años, la feria se fue consolidando y se convirtió en el punto de partida de las caravanas hacia Buenos Aires, Perú y Chile, que según la norma de la época no debían partir hasta sumar un mínimo de diez carretas tiradas por bueyes y mulas, y gente a caballo como prevención de los malones.

Según los documentos más antiguos que describen la feria, allí se daban cita vendedoras de tabaco para ofrecer cigarros armados con chala, artesanos talabarteros con sus petacas de cuero para los viajes, y también fabricantes de elementos de campo como botas de potro, látigos, riendas y herrajes, traídos a veces desde el Alto Perú. Las comidas incluían empanadas calientes, chipacos, pollos y pirámides de huevos que se colocaban en el suelo sobre un manto de hojas de malva.

Lo curioso es que en un pueblito alejado de Tucumán, desde hace más 300 años, se siga realizando la misma feria, que reúne todos los sábados a varios centenares de agricultores, cocineras y artesanos, quienes arman sus puestitos a lo largo de seis cuadras en un predio al aire libre. La feria es ideal para probar una parte de la gastronomía argentina que, para muchos viajeros, es casi desconocida: tabletas de miel de caña, patay, alfeñiques, arrope de chañar y de tuna. También se ofrecen lechones asados a la brasa, tamales, locro y empanadas.

Los vendedores todavía llegan en sulky, ideales para los caminos de tierra, y llama la atención que en el estacionamiento esta clase de vehículos sea mayoría, sumando varios centenares. En vacaciones de invierno se celebra en Simoca la Fiesta Nacional de la Feria, con grupos de música en vivo y centenares de turistas que se acercan a disfrutar de la comida y los desfiles de las agrupaciones gauchas.

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