“Aprovecho la impopularidad para hacer lo que Brasil necesita”, fue la explicación insólita del presidente brasileño Michel Temer ayer durante un discurso en la Confederación de Agricultura y Ganadería. Si un presidente es impopular –como Temer con sólo 5 por ciento de imagen positiva–, no tiene legitimidad para tomar esas medidas. Pero Temer lo entiende al revés y aseguró que aprovecha su impopularidad para impulsar una serie de reformas muy regresivas, como la del sistema jubilatorio, similar conceptualmente a la que impulsa Mauricio Macri en Argentina.