Una zoncera económica sostiene que la falta de eficiencia también es producto de la presión impositiva que reclaman sectores industriales concentrados y, según el producto que se considere, a veces monopólicos. Es una zoncera bonaerense, que se escucha como reacción a una decisión de ARBA, la Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires. Hace unos días ARBA reglamentó el artículo 136 de la Ley 15479 (Impositiva para el ejercicio 2024) y determinó que el anticipo adicional del Impuesto sobre los Ingresos Brutos, que deben pagar este año grandes contribuyentes con actividad en rubros concentrados de la economía, se abonará en una sola cuota que vencerá el próximo 8 de marzo. Ante esta situación algunos críticos acuñaron la expresión “rebelión fiscal”.

“La recuperación económica de nuestro país debe necesariamente surgir del desarrollo productivo con generación de empleo formal y los incrementos de la presión tributaria y/o de la carga financiera al sector productivo dificultan el cumplimiento de este objetivo”, dijeron la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA) y la Unión Industrial Argentina (UIA) que peside Daniel Funes de Rioja.

¿Qué impacto real tiene la reglamentación en el total de empresas de la provincia Buenos Aires? El intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, hizo este cuestionamiento: “El Estado provincial manotea recursos de las empresas que generan más empleo privado, afectando la inversión por cambio en las reglas del juego. Siempre se les ocurre castigar al contribuyente en lugar de ordenar el gasto”.

La verdad es que se trata sólo de 254 empresas. ¿Sabe Valenzuela cuántas de estas 254 empresas se radican en su localidad?

Las medidas de ajuste sobre las provincias, en general, están siendo adoptadas por el Ejecutivo a cargo del Presidente Javier Milei. Sin embargo, parecen no inquietarles a cierto sector industrial que a veces gana por el sector externo, a costa de aumentar los precios en el sector interno. Son las políticas de ajuste fiscal que realiza el Presdiente las que complican, no solo a Buenos Aires, sino al resto de las provincias.

Por eso conviene subrayar el dato de que se trata de sólo 254 grandes contribuyentes. Es como el impuesto a las grandes fortunas de 2021, que no recayó sobre los trabajadores sino que permitió redistribuir y continuar invirtiendo. Ése es el sentido de esta medida.

Comencemos con una pregunta, para desandar la zoncera. ¿Cuántas empresas hay en la provincia de Buenos Aires? Según los datos del Observatorio de Empresas y Dinámica de Empleo del Ministerio de Trabajo, en el Gran Buenos Aires hay 85.978 empresas y en el resto de Buenos Aires 98.268 empresas. Suman un total de 184.246 empresas.

Entonces las 254 representan el 0,00138% del total de empresas en la Provincia de Buenos Aires. Por ende, ¿hay presión impositiva? ¿Están la UIA y UIPBA representando a los intereses de la mayoría de los empresarios bonaerenses? Los intendentes del PRO, ¿conocen realmente su entramado empresarial? ¿Sabrán que los comercios y negocios de proximidad están fuertemente vinculados al vecino asalariado que engrosa el mercado interno? El ajuste de salario que realiza el gobierno nacional, que Mauricio Macri acompaña, está impactando en la caída de consumo, caída de ventas, suspensiones y despidos y por ende una baja en la producción y la comercialización, y ello ocurre en todos los distritos de la Provincia, gobierne quien gobierne las intendencias.

Este año se cumplen 50 años de la muerte de un oriundo de Lincoln, un hijo de la pampa. Con su forma de pensar-caminando, Arturo Jauretche profundizó la filosofía de la praxis que permitió en su tiempo (1901-1974) construir una contrahegemonía (Caseros 1852, la guerra del Paraguay 1985-1870 y Paso de los Libres 1933) como estrategia central para estructurar otra sociedad. 

Ese debate histórico-político y económico se condensaba en la zoncera que simplemente vino a poner en duda la hegemonía imperante por los hijos del proceso 1852-1916, el modelo agroexportador. Pero más que lucha contrahegemónica, lo que hacía el hombre de Lincoln fue una patriada. Ponerle conciencia y certeza al destino que tenía en frente la clase obrera de principios del siglo XX que luego, en el peronismo, tomará esas certezas y las llevará a constituir una Nación. Pueblo y Nación, pero con la claridad de “naide es más que naide”.

Sin embargo, la tarea no terminaba ahí, y por eso las zonceras vuelven. Porque vienen de lo profundo de la historia. Nos recuerdan los debates pendientes o los mismos planteamientos que antes hacían los de la Sociedad Rural, sectores empresarios que condenaban las huelgas o que no admitían sueldos mejores, jubilaciones o vacaciones, y menos ocio recreativo para el trabajador.

La patriada, como diría Jorge Luis Borges, se puede comprender en un pasaje que extrae del poema de la obra de Jauretche “El paso de los Libres. Relato gaucho de la última revolución radical": "En cambio murió Ramón,/ jugando a risa la herida:/ siendo grande la ocasión/ lo de menos es la vida".

Borges cierra su prólogo resaltando una fuente de la zoncera. “La tradición, que para muchos es una traba, ha sido un instrumento venturoso para Jauretche”, escribe. Eso que permite hacer click en el pensamiento del trabajador, obrero o creador de valor es un punto que se debe desarrollar con esa poesía y reflexión como hiciera en la cárcel Arturo Jauretche. Porque al final de cuentas la vida no es ganar y perder, sino volver a empezar para jugar.

Los hijos de la Patagonia, de la Sociedad Rural, lo aprendieron muy bien. Los Braun Menéndez Behety (La Anónima, de exportadora a supermercado) fusilaron mil obreros porque reclamaban una jornada de 8 horas, y velas. En el siglo XXI se convierten en Marcos Peña Braun, lana de oveja, que fue jefe de gabinete de Macri. O en José Alfredo Martínez de Hoz en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial, hijo del ex ministro de Economía de la dictadura. Martínez de Hoz (h) y Dámaso Pardo, presidente del INPI, fueron denunciados por el Observatorio Sudamericano de Patentes por incompatibilidad de funciones, dado que ambos son socios y representantes legales del estudio Pagbam (Pérez Alati, Grondona, Benites & Arntsen), que asesora a las principales empresas transnacionales en propiedad intelectual.

Desde ese fondo de la historia Jauretche nos recuerda, siempre, qué hay el ejercicio de la zoncera ¿Permite dejar de ser zonzo? No, solo un gil avivado. Uno de los últimos aportes en la línea de las zonceras económicas lo realizo András Asiain en “Manual de zonceras económicas”, con ilustraciones de otro economista y sociólogo, Rodrigo López, ambos fundadores de la Cátedra Nacional de Economía Arturo Jauretche en 2004. En ese manual se encuentran zonceras como “emisión genera inflación”, “el impuesto inflacionario”, “los países serios”. Hay un apartado que se llama “Zonceras académicas”. De ahí surge "eficiencia económica". “El mercado es el juez de la eficiencia", plantea un párrafo que podría aplicarse perfectamente al cuestionamiento contra la tasa para sólo 254 empresas. 

Dice el autor: “El apoyo estatal es considerado como una especia de mula en las reglas de juego mercantil; quien recibe subsidios, protecciones o desgravaciones impositivas es sospechado de ineficiente por más que triunfe comercialmente. Por contraste, en el orden moral de los eficientistas no hay descalificación para quien apela a la explotación laboral, la evasión impositiva, el control monopólico de las redes financieras, de comercialización o proveedores, en su afán de éxito comercial”.

Después del levantamiento de 1933 que recordó en su libro, el del prólogo de Borges, Jauretche conformó con otros intelectuales FORJA (Fuerza Orientadora Radical de la Joven Argentina). El lema era así: “Somos una argentina colonial, queremos ser una argentina libre”

Suena bien actual.

(Ernesto Mattos es director del Instituto de estudios para el desarrollo productivo y la innovación de la Universidad Nacional de José C. Paz, y miembro de la Cátedra Nacional de Economía Arturo Jauretche)