CARTAS DE LECTORES

Víctor Martínez

A monseñor Angelleli y a monseñor Ponce de León los mataron porque denunciaron las injusticias de los más débiles. El secuestro de Víctor Martínez demuestra la vigencia del poderío de una derecha que no se crispa: hará lo que tenga que hacer para conservar “las cosas en su lugar”. En el siglo pasado, después de centurias de una Iglesia puramente ornamental del statu quo, en una provincia como La Rioja, tan devastada como Paraguay, por el mitrismo y sus coroneles asesinos, se abrió un debate que cuestionaba los mitos culturales de un orden socioeconómico injusto con esos obispos que seguían la línea del concilio de los papas Juan XXIII y Paulo VI “que pudrieron a la Iglesia” –como decían los secuestradores de un cura y de dos miembros del movimiento Rural de la Iglesia riojana de esa época–. El trabajo de promoción humana con los que vivían abandonados a las penurias del hambre y la indignidad sustituyó a la beneficencia paternalista degradante. Y eso fue suficiente. La Justicia aún no condenó a los responsables de ambos crímenes, aunque sí querelló a Víctor Martínez por falso testimonio. La derecha –o el verdadero poder, el económico– tiene su Iglesia que los bendice. También su Justicia que la apaña y, a falta de tanques, sus grupos de choque.

Sonia Ruades

DNI 5.338.295

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