Dear Roger Waters:

Tu probada militancia a favor de la dignidad humana es garantía válida de tu honor, y escudo protector de lo que digas y hagas. Al amparo de tu tolerancia, quiero me permitas algunas reflexiones. La única herramienta que mi país está utilizando en defensa de su soberanía sobre Malvinas es el diálogo, como lo pide las Naciones Unidas, y que tu país, en uso de su derecho al veto y al amparo de su poder de fuego, niega.

Recordarte que en 1833, existían habitantes argentinos en Malvinas que fueron desa-lojados por la fuerza, en ejercicio de la histórica vocación colonialista de tu país. La autodeterminación, como matriz de justicia, está construida en valores de especulación y oportunismo que, de aplicarse en forma universal, serían destructivos para la propia integración territorial del Reino Unido.

Querido Roger, no sentir orgullo por el colonialismo imperial histórico de tu país te agranda como hombre.