CIENCIA › DIáLOGO CON CECILIA LAPRIDA, DOCTORA EN BIOLOGíA, DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS ANDINOS

Interpretación de los ambientes del pasado

Los fósiles microscópicos sirven para reconstruir la historia de los océanos, lo cual despierta la curiosidad del Jinete Hipotético. También el problema metodológico de los modelos generados por computadora y su relación con la realidad.

 Por Leonardo Moledo

–Usted forma parte del grupo de...

–Un grupo que hemos formado ad hoc, de registro paleoclimático y cambio ambiental, que integran investigadoras de diversos institutos del Conicet. Somos un grupo no orgánico: yo pertenezco al Instituto de Estudios Andinos, otras investigadoras pertenecen al Igeba. Y hemos decidido hacer un grupo basado en la confianza más que en propuestas orgánicas. Tenemos subsidios en común, presentamos proyectos en común.

–¿Y usted qué hace?

–Yo soy paleontóloga, no de título, porque la carrera de paleontología se creó hace muy poco (en el 2001 más o menos), pero hice la orientación paleontología dentro de la carrera de biología. Y dentro del área de la paleontología soy micropaleontóloga, es decir, estudio los restos fósiles de organismos que a simple vista no se ven. Se necesita un microscopio para poder verlos.

–¿Con qué objetivos?

–A mí lo que más me interesa, y me parece más aplicable a las otras disciplinas, es la interpretación ambiental, la interpretación de los ambientes del pasado en base a estas asociaciones, estos grupos de especies microfósiles que nosotros encontramos en los sedimentos de distintas edades.

–Y está trabajando en el cuaternario, o sea, hace dos millones y pico de años.

–Sí. Lo más antiguo que estamos estudiando son testigos marinos, muestras de sedimentos oceánicos de fondos marinos, muestras que extraemos de 3000 o 3500 metros de profundidad.

–¿De dónde las sacan?

–Enfrente de las costas entre Mar del Plata y Bahía Blanca. Ahí hay todo un sistema de cañones submarinos muy poco conocidos para el gran público, que no tenemos idea de cuándo ni cómo se formaron. Hay algunos cañones submarinos, por ejemplo los del Golfo de Viscaya, entre Francia y España, que se formaron tectónicamente: al separarse las placas, al despegarse España de Francia y rotar en sentido antihorario, se fractura la corteza y se forman esos cañones. Aquí jamás pudieron haberse formado así. Entonces sospechamos que podrían haber sido antiquísimos ríos...

–Antiquísimos...

–Decenas de millones de años. Esos ríos, presumimos, pueden haber sido inundados con el ascenso del nivel del mar del cuaternario. Así que lo que estudio son los sedimentos asociados a esos cañones submarinos y de la plataforma y el talud (es decir, desde algunos metros hasta varios miles de metros de profundidad) del frente argentino.

–¿Y qué encontraron?

–Hemos encontrado cosas interesantes. Yo trabajo en ambiente marino, en estas escalas de tiempo y en otras escalas a las que después me referiré. En estas escalas de tiempo hemos encontrado unos grupos de sedimentos con unos fósiles que brindan mucha información para la reconstrucción de la historia de los océanos: los foraminíferos. Hemos podido reconstruir la temperatura superficial del mar de hace 150 mil años, por ejemplo, casi como si uno fuera ahora y tomara la temperatura superficial del mar desde un buque. Hemos desarrollado una técnica y la hemos aplicado con éxito.

–¿Cómo se hace?

–En la actualidad, estos microorganismos siguen existiendo y viven en la superficie del agua, comiendo fitoplancton. Cada especie en particular está asociada a una temperatura superficial del agua. Lo que uno hace es ver la distribución actual y a partir de un análisis multivariado (componentes principales, estudios estadísticos) analiza las asociaciones fósiles que se encuentran en los sedimentos de distintas edades y le asignamos la temperatura más probable en base a esa composición. Es un estudio estadístico basado en la distribución de las especies.

–Porque cada especie tiene su rango de temperatura asociado.

–Exacto. A partir de ese análisis multifactorial, entonces, yo puedo determinar cuál es la temperatura más probable que me explique esa distribución de especies.

–¿Y qué hacemos una vez que sabemos la temperatura del mar hace 200 mil años?

–Es muy importante Todo el desarrollo de la climatología comienza a ser más importante cuando empiezan a correrse modelos de predicción climática que consideran un factor de, por ejemplo, el doble de dióxido de carbono. Estos modelos siempre van a arrojar un resultado, porque es simplemente aplicar una función más o menos compleja a un set de datos y listo. El único modo de validar la salida de esos resultados es viendo qué pasó en el pasado.

–Lo que pasa es que esos modelos también incluyen...

–Sí, claro, se retroalimentan. Pero uno tiene más control, porque uno aplica muchos sets de datos independientes.

–¿Y qué da por ahora?

–El problema es que hoy por hoy manda más el modelo que la realidad. Y ése creo que es el gran problema de los modeladores del clima y de los trabajos que uno lee. Le dan tanta importancia al dato real como al dato modelado. Y el dato modelado es un constructo.

–El dato modelado es un constructo, pero bastante especial. Porque es muy confiable...

–Por supuesto. Pero el asunto es cuando el dato modelado no coincide con la medición real. Ahí hay que elegir. Uno pensaría que es obvio elegir la medición real, pero esto no suele ocurrir. Se dice que la temperatura en determinado momento fue de tantos grados, pero eso no es el producto de una medición real, sino de haber corrido un modelo. A eso me refiero cuando digo que al dato de la salida del modelo a veces se le da más importancia que al dato real.

–Ese es un problema metodológico de toda la ciencia actual, con la irrupción de las grandes computadoras.

–Sí. La tiranía de la matemática.

–Y la creencia de que la ciencia en realidad construye modelos y no se ocupa de la realidad.

–Exactamente.

–Yo creo que eso no es verdad, creo que la ciencia no es simplemente construir modelos. Pero forma parte de eso, me parece.

–Sí, claro. Es una conceptualización que tiene que abarcar demasiadas cosas.

–Esas conceptualizaciones son conjuntos de funciones, pero esos conjuntos de funciones no son nada al lado de la complejidad real.

–Pero no hay conciencia de esa distancia.

–¿Entre quiénes?

–En casi nadie. En el gran público, sin lugar a dudas: se le vende el modelo como la realidad, de modo que el gran público no tiene acceso a esta distinción entre uno y el otro. Se le dice: con un aumento de tres grados va a desaparecer el 60 por ciento de las especies y pone la tortuga en la heladera. Y tiene razón en hacerlo.

–¿Y eso es culpa de quién?

–Bueno, no hay formación científica, filosófica ni epistemológica que permita esa distinción. Ese es un problema grande en clima y en paleoclima. Mi idea básica es generar información no sólo a estas escalas de decenas y centenas y miles de años, sino en escalas menores. Esto sirve en el mar, donde mandan esas escalas de variabilidad.

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Imagen: Pablo Piovano
 
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