DEPORTES › VOLVIO LA SELECCION DE BASQUET QUE HIZO HISTORIA

Son más grandes que lungos

Más de mil personas recibieron en Ezeiza a once subcampeones. Algunos de ellos fueron, después, a saludar a Duhalde a la Rosada.

Luego del subcampeonato alcanzado el último domingo en el Mundial de Indianápolis, el seleccionado argentino de básquet arribó ayer por la mañana al país y fue recibido por más de 1000 personas en el aeropuerto internacional de Ezeiza, donde brindó una conferencia de prensa. Más tarde, el técnico y algunos de los integrantes del plantel –Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, por decisión personal de clara connotación política, y algunos más no los acompañaron– visitaron al presidente de la Nación, Eduardo Duhalde, en la Casa de Gobierno. Desde su llegada, cuando percibieron la euforia que les transmitían los hinchas, la expresión en los rostros de los jugadores –el único que no viajó a Buenos Aires fue Rubén Wolkowyski (ver aparte)– y del director técnico, Rubén Magnano, fue de total asombro y felicidad.
En la estación áerea, desde muy temprano los basquetbolistas fueron esperados por sus familiares, amigos e hinchas vestidos con la camiseta nacional, y al anunciarse la llegada del avión, el público invadió el recinto donde se realizó la conferencia de prensa. En medio del desorden, y tras esperar durante 40 minutos en un micro, fueron apareciendo los jugadores y también el cuerpo técnico.
El técnico Rubén Magnano, con la emoción reflejada en su cara, afirmó: “Este grupo ha sido muy solidario y ésa es la mayor virtud que han tenido. Estoy orgulloso de haberlos dirigido y logrado la medalla de plata”. Cuando fue consultado sobre cuál fue el momento más difícil del torneo, el técnico respondió: “Sin dudas, fue el partido en que nos cruzamos con Brasil, ya que si perdíamos se echaba por tierra todo lo bueno que habíamos hecho hasta allí”.
Por su parte, la unánimemente reconocida principal estrella del equipo, el bahiense Emanuel Ginóbili, destacó: “Argentina fue el mejor equipo de todos, lo sabemos. No creo en los campeonatos morales. Argentina fue el mejor equipo de todos, estamos orgullosos de lo alcanzado, pero está la desilusión de no haber podido tener el oro en el pecho”. Acerca de que si Argentina puede llegar a jugar otra vez la final, Ginóbili sostuvo: “Este equipo no tiene techo, la mayoría podemos estar en el próximo Mundial”.
Mientras, el alero santafesino Andrés Nocioni, pieza fundamental del equipo por su notable temperamento, fue interrogado sobre la última jugada de la final ante Yugoslavia, cuando Hugo Sconochini recibió una falta no sancionada por los árbitros, y que pudo haber significado el bicampeonato mundial: “No creo que haya sido un robo; en los últimos minutos no sé si se equivocaron intencionalmente o no, pero ya pasó. No se puede hacer nada. Hay que estar tranquilos sabiendo que hicimos algo histórico para Argentina”.
El capitán Sconochini, jugador del Milano de Italia, ratificó en Ezeiza su decisión de abandonar el seleccionado pese a que todos, incluido el técnico Rubén Magnano, entonaron cánticos pidiendo que cambio de parecer. “Tomé una decisión antes del mundial, más allá de cómo iba a terminar, y la seguiré respetando. Dejo el seleccionado triste porque me gusta este grupo humano, pero le debo mucho a mi familia, y llegó el momento de pagar”, dijo Sconochini, en medio del aplauso de los hinchas.

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Fabrizio Oberto contesta a una pregunta en la eufórica conferencia de prensa, en el aeropuerto de Ezeiza.
 
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