“Ahora el seleccionado se parece mucho a los clubes, porque cambia de director técnico todos los días. Eso pasa porque los argentinos somos exitistas”, opinó José Pekerman, el entrenador del equipo nacional entre 2004 y 2006. “Por eso, aunque me gustaría dirigir en el fútbol argentino, no quiero hacerlo apenas un colega se queda sin trabajo. Es que acá la profesión de entrenador está mal interpretada. Lo único que quieren los dirigentes de los clubes es que uno llegue para tapar agujeros y apagar incendios”, cuestionó, elogiando el trabajo de Marcelo Bielsa en el seleccionado. “A Marcelo lo elegí yo cuando era manager del seleccionado para que fuera el técnico y se hizo la mejor Eliminatoria de la historia. En aquel momento, como ahora, los jugadores argentinos más competitivos estaban afuera, y Bielsa era un auto de Fórmula 1 para esos pilotos de Fórmula 1”, comparó. “El mérito mayor de Bielsa está en su método de trabajo. Eso hizo que la eliminación en primera ronda en el Mundial 2002 de Corea-Japón, que yo la catalogo como trágica para el fútbol argentino, no lo sacara del cargo. Julio Grondona no le hubiera renovado el contrato a otro entrenador en la misma situación”, evaluó. “El camino recorrido hasta ese Mundial por el equipo de Bielsa fue brillante. Y eso fue lo que valoró la AFA”, señaló Pekerman. “En cambio, la etapa de Diego Maradona fue diferente. Cuando yo dirigía a la Selección, solía decir que si él quería ocupar mi lugar, yo lo dejaba encantado, porque gracias a lo que hizo con la camiseta argentina, los que vinimos después pudimos estar en ese sitio privilegiado que es el seleccionado nacional”, remarcó. “Lo que pasa es que para trabajar en el seleccionado hay que saber rodearse. Yo siempre traté de tener en mi cuerpo técnico a los mejores. Por ejemplo, en 2006 estuvo Ubaldo Fillol. Y cuando él me decía que los arqueros tenían problemas porque los marcadores centrales se desacoplaban, lo escuchaba y actuaba en consecuencia. Nunca le dije que no opinara porque él había sido arquero y no jugador de campo. Hay que saber escuchar a los demás.”