DEPORTES › LOS CLUBES ALEMANES Y SU RELACION CON HITLER

El fútbol bajo la esvástica

Según un estudio patrocinado por la federación alemana, a un año del Mundial, hubo un fuerte compromiso de los clubes con el régimen, pero el Bayern Munich, de la ciudad en la que había nacido el nazismo, era antinazi.

El fútbol alemán mostró un grado de compromiso muy fuerte con el nazismo en los primeros años del régimen de Adolf Hitler, según revela un libro presentado ayer en Berlín nada menos que por el ministro del Interior de Alemania, Otto Schily. El historiador Nils Havemann demuestra también en su trabajo, El fútbol bajo la esvástica, que el Bayern Munich, el equipo más popular de Alemania, permaneció alejado de Hitler después de que el presidente de entonces, Kurt Landauer, debiera exiliarse en Suiza por su condición de judío, y que el entrenador de la selección alemana campeona del mundo en 1954, Sepp Herberger, también había forjado vínculos con la dictadura nacionalsocialista.
Tras consultar documentos en más de cuarenta archivos en diversos países del mundo, Havemann llegó a la conclusión central de que, principalmente durante los dos primeros años del nazismo, entre 1933 y 1935, la adhesión de los dirigentes al régimen había sido sólida a raíz de que la Federación Alemana de Fútbol (DFB) pasaba por una difícil situación financiera, tras las crisis económicas de la República de Weimar, de la que logró salir gracias a los impulsos que dio inicialmente el régimen nazi, en particular clubes como el Werder Bremen y o el 1860 Munich, que se mantuvieron cercanos al círculo hitlerista hasta el final, en 1945.
Sin embargo, hubo excepciones a esa actitud: “El Bayern Munich siguió considerando a Landauer como presidente, y jugadores y dirigentes lo visitaron en Suiza pese a saber que con eso se ponían en la mira de la Gestapo”, dijo el presidente de la DFB, Theo Zwanziger, durante la presentación del libro, que la asociación encargó a Havemann en 2001. “Hubiera preferido que este libro se escribiera antes”, aseguró el dirigente. Un equipo Sub-17 del Bayern Munich jugó en julio pasado un partido contra un combinado de judíos y palestinos.
A partir de 1935, el entusiasmo por el nazismo disminuyó, en buena parte porque el régimen empezó a entrometerse de forma demasiado clara en la organización de la DFB, a la que los más radicales veían con malos ojos por estar abierta a la comercialización y la internacionalización del deporte. Algunos miembros judíos fueron excluidos de la federación y luego exterminados. Sin embargo, la conclusión de Havemann es que “la mayoría de los dirigentes contribuyeron a la estabilidad del poder nazi, la mayor parte del tiempo por falta de reflexión, ignorancia, oportunismo o ambición profesional”.
Incluso, algunas figuras sagradas del fútbol alemán quedan comprometidas, como Herberger. “Es doloroso pero hay que decir que el estudio arroja una sombra sobre Sepp Herberger”, dijo Schily, para quien no existe en la historia alemana “ninguna violación más vergonzosa” de las reglas del deporte y de la humanidad como la sucedida en ese período. De cara al Mundial de Fútbol en Alemania, “este estudio nos ayudará si los extranjeros preguntan cómo ocurrieron las cosas en aquella época”, añadió el funcionario.
También se recordó a Julius Hirsch, el futbolista del Karlsruhe que jugara siete partidos en la selección alemana entre 1911 y 1913 y que en 1943 fuera arrestado por la Gestapo por su condición judía y asesinado en Auschwitz ese mismo año.

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Franz Beckenbauer, símbolo moderno de un Bayern Munich tolerante y antinazi.
 
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