Las facciones tensas, los ojos entrecerrados, el gesto alerta: en el momento más duro de su paso por el Barcelona, Gerardo Martino demostró ser muy consciente de lo que se le viene encima. Nadie, nunca, le echó en cara falta de honestidad a Martino desde que inició su inesperada y abrupta aventura como técnico del Barcelona, pero en el día después de la sonora eliminación de la Champions League, las críticas se cebaron con el argentino, que mantiene intactas las posibilidades de ganar la Copa del Rey y la Liga.

En los medios impresos, en las radios, en Twitter: Martino fue marcado como responsable de la derrota ante el Atlético Madrid, incluso por encima de un grupo de jugadores igualmente en la mira por su falta de respuestas. ¿Qué se le echa en cara a Martino? Mucho, si se lee una columna del diario Sport, uno de los dos grandes periódicos deportivos de Barcelona.

Una “alineación cobarde” es la primera crítica, el “cambio de Iniesta”, la segunda, el que “no interesara que Messi participara”, la siguiente, y el balance de cinco partidos sin poder vencer a los rojiblancos, la última.

En sus primeros meses en el Barcelona, Martino mostró su asombro por el “periodismo de camiseta” que se practica en España, y poco después dio a entender claramente que los análisis de los medios varían según el resultado y no en función del juego.

Mientras a Martino se le critica que apostara por una “alineación de consenso con todas las ‘vacas sagradas’ en el once inicial”, también se le echa en cara que a los 73 minutos sacara del partido a un Iniesta “indispensable para buscar el gol”. Que Iniesta –“vaca sagrada”– no lo hubiera encontrado hasta entonces y Martino pensara en probar la alternativa de Pedro no sirvió como argumento ante unos medios que privilegiaron las palabras del “crack” español: “Me ha sorprendido salir del campo”.

Y eso que Martino sigue apostando al respaldo sin fisuras a sus jugadores cada vez que éstos hablan, incluso tras los comentarios de Xavi, que generaron entre asombro y risa en muchos seguidores del fútbol: “Hemos tenido cuatro o cinco clarísimas que normalmente las metemos. El equipo ha dado la cara y ha merecido ir por lo menos al alargue. Hemos hecho dos buenos partidos”.

Ser directo y honesto en sus contactos con la prensa le viene jugando en contra al técnico argentino. Se ganó la animadversión de un sector del barcelonismo al comentar que al no ser “ni catalán, ni holandés” estaba naturalmente más expuesto a las críticas, y tras perder con el Atlético se complicó dos veces la vida: una, al explicar lo que esperaba de Lionel Messi en el partido; la otra, al comentar el ambiente creado por el público en el Vicente Calderón.

“No nos interesaba que Leo tuviera mucha participación en el juego, sino el uno contra uno en el lado derecho.” Con su juego abúlico, Messi no le hizo precisamente un favor a Martino, y la frase sirvió entonces para que en Marca se crucificara al técnico: “Decir que lo tiró a la banda derecha para que no participara mucho del juego y sorprendiera en el uno contra uno es una barrabasada mayor”.

El futuro de Martino es, formalmente, el de un contrato por dos años con el Barcelona, aunque la realidad es otra, la de un futuro altamente incierto. Incluso el ex entrenador de Newell’s dejó escapar involuntariamente cuánto extraña su país. “La verdad es que viniendo desde donde vengo yo parece un dato menor”, dijo Martino cuando un periodista británico le preguntó si el ambiente en el Calderón influyó en la derrota.

“Me hablaban del ambiente de Glasgow, del infierno de Manchester... Hay que ir a la cancha de Boca, a la cancha de River, a la cancha de Newell’s... La cosa es un poco distinta. Se vive distinto, se vive el partido desde mucho antes. A lo mejor deberían hacer un viaje allá y corroborar lo que estoy diciendo.” Tampoco se le perdonó eso. “El fútbol argentino no es precisamente un ejemplo”, escribieron los medios españoles, que en buena parte anticipan el adiós de Martino.