DEPORTES › COMO CAMBIO LA IDENTIDAD DE BOCA CON LA VOLPE EN EL BANCO

Los cazadores del arco perdido

 Por Facundo Martínez

Boca ya no es aquel equipo con identidad que hacía las delicias de Basile. No es un equipo protagonista. Tampoco uno que se pueda repetir de memoria. Las cosas han cambiado. Este Boca de La Volpe parece estar en formación y eso estaría bien de no ser por el hecho de que, antes de la llegada del ex DT de México, los mismos jugadores parecían imbatibles y hasta ostentaban una marca interesante de victorias consecutivas, que precisamente se cortó apenas se produjo el cambio de entrenador.

Visto así, no resulta difícil cargar las tintas contra el nuevo DT, cuyo mensaje futbolístico no parecen entender del todo bien los jugadores, quienes a su modo han soltado amarras a las críticas. Y no ayuda en nada el propio entrenador, quien al momento de analizar las actuaciones del equipo ve las cosas como ningún otro presente en las canchas las ve.

Del partido de ayer, que fue un bodrio real, La Volpe comentó: “Creo yo que controlamos el partido. Tratamos de proponer y de jugar, pero no pudimos convertir. Boca tuvo hoy un mejor manejo de pelota y dejó a Racing sin opciones, salvo de pelota parada”. No pasó eso en la cancha y ahí hay un problema que necesita atención urgente. Porque así como se intenta confundir al espectador, al hincha, se puede quizás confundir al jugador. Se trata de un camino demasiado corto.

Hasta Delgado, que ha demostrado ya varias veces tener un estilete por lengua, más allá de lo veloz que sea para retractarse, ha dado un grito de auxilio, anunció que “los jugadores deben jugar para Boca y no para el técnico”. Pero el asunto se cortó rápido. Intervino el presidente del club, se habló de un fuera de contexto y listo. Ayer La Volpe le tendió la mano, poniéndolo en los últimos minutos y el asunto volvió a su cauce.

Sin embargo, hay atenuantes. La Volpe tiene evidentes dificultades para armar el equipo. Sufrió varias bajas, no están Battaglia ni Palermo, a Marino le falta fútbol y Silvestre está retomando luego de una lesión. Pero para combatir esas falencias, se recurre constantemente a un cambio de funciones de los jugadores y eso no parece estar dando buenos frutos. Boca ha perdido identidad, a tal punto que los rivales comienzan a sacar provecho de ello. Que, más allá del nivel aceptable del defensor, en el armado de la jugada la pelota pase más por Morel Rodríguez que por Gago, tiene de recurso táctico lo mismo que de acertijo. Lo mismo da jugar con tres delanteros, una jactancia efímera, si la pelota no les llega bien, si cuando llega no hay espacio ni pase posible, no hay verdadero peligro.

Para colmo, ahora parece que los árbitros “perjudican a Boca”. Aunque quejarse en nombre de Boca ya suene obsceno –¡qué les queda a los demás equipos!–, el flamante DT arremete en cuanto puede contra los hombres de negro. Lo hace así, torpemente: “Desde que llegué a Boca los árbitros siempre nos perjudicaron”. En fin...

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Salta Palacio ante la marca de Bergessio, atrás Sava.
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