ECONOMíA › PARTE DEL EQUIPO ECONOMICO HABLO DEL LARGO PLAZO

Retiro espiritual, sin Lavagna

A 25 kilómetros del ministerio, unos 60 miembros de Economía se encerraron a discutir estrategias. Si ganan López Murphy o Menem, esta reunión habrá sido la primera y la última. Críticas.

 Por Julio Nudler

Rodeada de villas miseria cada vez más extensas y pobladas gracias a las políticas económicas de las últimas décadas y a la inédita crisis actual, la Casa de Ejercicios Espirituales Monseñor Aguirre del Obispado de San Isidro, situada en Victoria, fue el sosegado cobijo donde se refugiaron unos sesenta funcionarios, políticos y de planta, del Ministerio de Economía para desarrollar, durante el lunes a la noche y todo el martes, un seminario o taller consagrado al mediano y largo plazo. Es decir, a aquello acerca de lo cual nunca se habla. La jornada fue impulsada por la Secretaría de Política Económica, de Oscar Tangelson, y no contó con la presencia de Roberto Lavagna, quizá porque parte del equipo consideró inoportuno el momento elegido, pocos días antes de una elección en que se juega la permanencia del actual elenco, jugado a la candidatura de Néstor Kirchner. Según confió a Página/12 una fuente calificada del staff lavagnista, “esto debió haberse hecho hace meses o dejado para después del domingo, para entonces decidir si valía la pena”. En otras palabras: si vencen Carlos Menem o Ricardo López Murphy, el único objetivo que podría perseguir un peloteo sobre estrategias a futuro sería “fastidiarlos un poco antes de que nos vuelen a todos”.
El mayor propósito esgrimido para convocar este encuentro, que en cierto modo evoca los “retiros espirituales” de los cavallistas, fue, según la descripción de uno de los organizadores, “poner a funcionar el mate, para empezar a discutir los grandes temas”. ¿Cuáles? “El empleo es nuestra obsesión”, dicen, citando una proyección de Luis Beccaria: dentro de cinco años, si la Argentina creciera un 5 por ciento anual acumulativo, la tasa de desocupación sólo descendería al 17 por ciento. La conclusión es que hacen falta políticas activas del Estado para orientar inversión hacia áreas intensivas en mano de obra. La inversión pública –afirman– no debe desvincularse de los proyectos productivos locales del sector privado, apoyando a los que más demanda laboral generen.
Bernardo Lischinsky, con su exposición sobre distribución del ingreso y políticas sociales, erizó la piel de los participantes por la crudeza de los datos. Por ejemplo: mientras en Estados Unidos los asalariados se llevan el 74 por ciento del ingreso nacional, en la Argentina sólo perciben el 26. Es decir, exactamente al revés. Otra, referida a la pobreza: si se aplicara a la Argentina el patrón de distribución del ingreso de los países de Europa Oriental, los pobres serían apenas el 7 por ciento de los que son; con el patrón del sudeste asiático serían el 20 por ciento, ¡y con el patrón distributivo de Africa serían la mitad!
En otro orden, no faltaron críticas al criterio con que se armó el seminario, por sus “objetivos confusos”, según un informante, o porque se pretendió abarcar demasiados temas, dispersando el ejercicio mental. Una muestra de esto fue la inclusión de un panel sobre “Cultura y transformación económica”, con Rubén Stella, titular del área. Pero Stella mandó un asesor, que habló de generalidades. “No hubo tiempo para nada; apenas para tirar los temas”, rezongó un técnico presente.
La charla de apertura estuvo a cargo de Tangelson, quien empezó remontándose a la primera revolución industrial, en el siglo XVIII, para terminar bosquejando las tendencias de la economía mundial en el siglo XXI. Por lo que cuentan algunos asistentes, no hubo manera de ligar ese análisis con los problemas presentes de la economía argentina. La deuda y el Fondo Monetario, por ejemplo, ni siquiera fueron mencionados. Claro que Guillermo Nielsen, secretario de Finanzas, no estuvo en Victoria. Tampoco Jorge Sarghini, responsable de Hacienda, pero al menos autorizó el pago de las facturas.
Daniel Novak, subsecretario de Programación Económica, expuso sobre “Política de crecimiento, objetivos y restricciones”, mientras que dos directores nacionales, Carlos Izurieta y Norberto Crovetto, hablaron sobre políticas productivas, economías regionales e inversión pública. Augusto Magliano, director del Banco Central, se refirió a los problemas parareestablecer el crédito y a los interrogantes que se ciernen sobre el sistema bancario.
Según una de las fuentes, el saldo más positivo de la jornada fue el intento de empezar a discutir una estrategia económica nacional, aunque el resultado de la cita “no fue muy impresionante”. La pregunta es por qué haber dejado esta cuestión vital para el final del mandato.

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Ministro Roberto Lavagna, ausente del retiro donde su gente fue más allá de la coyuntura.
 
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