ECONOMíA › LAS NEGOCIACIONES SE EMPANTANARON

El ALCA se debilita

 Por Cledis Candelaresi

Aunque los acuerdos de libre comercio proliferan en el continente, el ALCA tal como lo soñó George Bush padre sigue siendo un objetivo cada vez más lejano. Los propios Estados Unidos comprometen esa meta con su resistencia a disminuir la protección de mercados a los productos agroindustriales, que amparan con aranceles a veces superiores al 160 por ciento. En la vereda opuesta queda Brasil, muy renuente a ofrecer a capitales extranjeros mayores márgenes de libertad para realizar inversiones en su territorio, en particular en el sector de los servicios. Encolumnados tras estas dos posiciones, los negociadores de las demás naciones veían anoche cómo la reunión de Puebla se encaminaba al fracaso.
La cita en la ciudad mexicana tuvo como propósito definir qué alcance tendrá el Acuerdo de Libre Comercio de América para el 2005, fecha prevista para su puesta en marcha. Bajo el liderazgo de Washington, el denominado Grupo 14 (México, Canadá y Chile, entre ellos) defendió la fórmula de un ALCA lo más abarcativo y consolidado posible. A esto se opuso la visión del Mercosur, partidario de un ALCA light, que deje librados a acuerdos individuales aquellos puntos críticos sobre los cuales no es posible sellar un compromiso colectivo. Una modalidad que en la reciente cumbre de Miami había surgido como la única vía posible.
Pero hasta anoche el acercamiento no era factible. Según el G-14, porque el Mercosur persiste en sus demandas de no negociar nada en la medida en que Estados Unidos no se abra a los productos del agro, en los que el Sur es más competitivo. Desde la óptica del Mercosur, hay dos escollos clave: que los países del Norte sólo están dispuestos a debatir algunos subsidios sobre sus exportaciones y que no mostraron vocación de avanzar en lo relativo a “acceso a mercado”, cuestión medular de la negociación técnica.
Bajo ese título se incluyen algunos aspectos tan delicados como los aranceles superiores al 100 por ciento que EE.UU. aplica sobre algunos productos cárnicos o los aún mayores que frenan el ingreso de los lácteos, respetando la regla de que esa barrera es mayor cuando más industrializado sea el bien en cuestión.
La presunta zanahoria para que el denominado G-14 desmantele aunque sea en parte esas barreras es que Brasil haga lo propio con su sector servicios. En realidad, el país gobernado por Lula da Silva es de los pocos que conjugan una fuerte protección con un mercado muy atractivo.
La Argentina, por el contrario, tiene muy poco que ofrecer en ese sentido, ya que abrió ampliamente todos esos renglones de su economía hace más de diez años, algo que transforma el apego a Brasil en esta discusión como una estrategia imprescindible. En inversiones y servicios tampoco tienen demasiado para ofrecer Canadá, México, Chile o los países de Centroamérica, que se abrieron en esos renglones a raíz de los acuerdos de libre comercio firmados con EE.UU., el verdadero reaseguro de este país por si la versión dura del ALCA se frustrara.

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