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Ideas para reorientar un camino sin salida

En el debate de clausura de sus Segundas Jornadas, el grupo impulsor del Plan Fénix reseñó los errores de fondo de una política que sólo busca satisfacer las demandas externas.

“Por este camino no hay salida”, fue la conclusión expresada tras las jornadas de debate para la actualización del Plan Fénix. “La insistencia en la misma mala doctrina” que condujo a la crisis actual “sólo puede producir los mismos resultados”. Para que haya reactivación son necesarias dos condiciones: un plan consistente y coherente y la identificación del obstáculo principal, que no está fuera, sino dentro de las fronteras, “en la prevalencia de los sectores cultores de la Argentina segmento del mercado mundial”.
Los fundamentos del plan consistente presentado son el “cumplimiento simultáneo” de los siguientes puntos:
- Negociar con el FMI sólo después de poner en marcha un plan autónomo de reactivación.
- Estructurar un nuevo sistema bancario apoyado sobre la banca pública y cooperativa, con estricto control sobre la banca extranjera y administrar el mercado cambiario.
- Aplicar una política de expansión de la demanda y de la liquidez para reactivar la economía, a partir de recursos provistos por una modificación de la estructura impositiva con carácter crecientemente progresivo.
- Replantear sobre la base de un amplio consenso social el tratamiento de la deuda y demás pasivos externos, para garantizar una estrategia de crecimiento con equidad. La negociación con los organismos multilaterales de crédito debe iniciarse a posteriori de esta estrategia, con vistas a resolver la cesación de pagos y restablecer relaciones normales con los acreedores y el sistema financiero internacional.
- Afirmar el Mercosur como polo de negociación con otras regiones y países, que reformule la política comercial y contribuya a la competitividad de las exportaciones.
- Implementar en forma inmediata un seguro universal de empleo y formación para los jefes/as de familia desocupados, acompañado de una asignación por hijo, y adoptar medidas tendientes a defender el poder adquisitivo de los asalariados.
- Revisar y renegociar los contratos con las empresas privatizadas de servicios públicos y de seguridad social, sobre la base de nuevos marcos regulatorios.
Si se siguen estos lineamientos, la recuperación es posible. Para el Grupo Fénix, según reseñó el economista Aldo Ferrer en la lectura de las conclusiones de las jornadas, la Argentina es una país potencialmente rico, con “recursos naturales excepcionales y humanos de alta calidad”. El problema, entonces, es la construcción de un pensamiento alternativo. Para esto son necesarias “condiciones políticas para poner en marcha un plan auténticamente argentino, realista, de puesta en marcha del país”.
Estas expresiones de deseo fueron convalidadas por la más alta burocracia de la Universidad de Buenos Aires, el todavía rector Oscar Shuberoff, el decano de la Facultad de Ciencias Económicas, Carlos Degrossi, y el rector electo, Guillermo Jaim Etcheverry, quien se enorgulleció por el “mensaje de esperanza” transmitido por el espíritu del Plan.
Ferrer consideró que los acontecimientos transcurridos desde la primera presentación en setiembre, en la que se proponía devaluar y renegociar el endeudamiento externo, “ratifican nuestro diagnóstico”: el país está desencajado del sistema internacional. La razón es que existieron respuestas erróneas a los desafíos y oportunidades generados por la globalización. Se produjo una apertura indiscriminada con un tipo de cambio sobrevaluado. Frente a la presencia de las coorporaciones trasnacionales, “en vez de integrar sus filiales para enriquecer el tejido productivo se les cedió el comando del mercado interno”. De esta manera, “no prestaron el aporte que pueden prestar para el acceso a los mercados internacionales”. Frente a los mercados financieros especulativos, en vez de aprovechar el ahorro externo para fortalecer la formación de capital se entró en un espiral de endeudamiento. También se renunció a losinstrumentos de política económica. “Sin política cambiaria, sin política fiscal ni monetaria el país quedó atrapado por fuerzas fuera de su control. El epílogo, desgraciadamente fue el que anticipamos”, señaló Ferrer. “La persistencia de las mismas políticas llevó a una situación crítica”.
“Estas malas respuestas –recordó Ferrer– eran la consecuencia del predominio de la mala doctrina. De la idea instalada desde hace tiempo de que Argentina es apenas un segmento del mercado mundial y entonces no tiene otra alternativa que hacer políticas adaptativas a quienes tienen el poder en el escenario internacional.”
“Llegamos a la conclusión de que esta insistencia de colocar al Fondo en el centro de los acontecimientos y esta suposición, a nuestro juicio errónea, que sin la ayuda externa no hay salida, lleva inexorablemente a esta situación en la cual no existe ninguna negociación. Si la situación fuera esta, en realidad no hay nada que negociar, hay que pedir instrucciones”, expresó Ferrer provocando aplausos en el auditorio.
Si se mira bien, el “plan consistente” propuesto por el Grupo Fénix no difiere en esencia de las propuestas electorales presentadas por los partidos mayoritarios en la última década. Propuestas progresistas desde la oposición que, una vez en el gobierno, se transforman en “ajustes realistas”.

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Aldo Ferrer, economista emblemático del Grupo Fénix, leyó las conclusiones finales.
 
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