ECONOMíA

A Venezuela no sé, pero a Vietnam seguro que sí

El Gobierno trabaja fuerte para que la República de Vietnam compre un reactor de investigación argentino fabricado por Invap, un negocio de 180 millones de dólares.

 Por Martín Piqué

Treinta años atrás hubiera sido imposible. Ni siquiera se podría soñar con algo así. Argentina buscando exportar a la República Socialista de Vietnam un reactor nuclear para investigación. ¿Alguien podría imaginarlo? Pero lo que hubiera sonado increíble mientras el Vietminh entraba victorioso en Saigón –actual Ho Chi Minh City– hoy es factible. De hecho, una delegación oficial argentina visitó Hanoi, capital del país, en noviembre para analizar con los vietnamitas la venta de un reactor junto con la capacitación correspondiente. La operación, que según expertos de la Cancillería implicaría unos 180 millones de dólares, está siendo estudiada por el gobierno que encabeza Tran Duc Luong.
La paradoja del caso es que la venta de un reactor a Vietnam no preocupa demasiado a Estados Unidos. Convertida en uno de los Tigres del Sudeste asiático, con un crecimiento anual del 7 por ciento desde 2001, la ex colonia francesa de Indochina ya no genera recelos en Washington. Desde 1998 ese rol lo cumple –por lo menos en América latina– la Venezuela de Hugo Chávez. No por casualidad, a principios de este mes se filtró a la prensa un proyecto entre Pdvsa-Intevep y la Red Tecnológica Argentina para construir un reactor de potencia para generar electricidad, conocido por la sigla Carem. Aunque el prototipo no existe y recién está en etapa de diseño, el anuncio motivó una advertencia del Departamento de Estado.
En el caso de Vietnam, el interés de la Cancillería es abrir un mercado en el Sudeste asiático que permita vender tecnología nuclear a los países de la región. Aunque a primera vista se la asocie –y con razón– con la exportación de commodities sin valor agregado, la Argentina tiene tradición y experiencia en la construcción y venta de material nuclear. Desde la creación de la empresa pública Invap, fundada en 1976 por la Comisión Nacional de Energía Atómica y la provincia de Río Negro, el país construyó reactores nucleares para Cuba, Egipto, Argelia y Perú.
La operación más resonante de los últimos años fue la venta a Australia de un reactor pequeño de última tecnología, de 20 megawatts de potencia. Será destinado a investigaciones científicas, de medioambiente y biotecnología. La oferta del Invap superó a otras competidoras, la mayoría europeas, y despertó la curiosidad de otros países, como Vietnam. Lo que hizo más interesante es que proponía un reactor “a la medida” de las necesidades específicas del país comprador, y que ofrecía un programa intensivo de capacitación en dependencias argentinas. Otro factor que favoreció al Invap es que la Argentina es reconocida por su estricto cumplimiento de las normas de seguridad que rigen a nivel internacional.
“Somos un país no proliferante (de armas nucleares). Y tenemos participación en la junta de la Organización Internacional de Energía Atómica”, aseguró el vicecanciller Jorge Taiana. Con estos antecedentes en carpeta, en noviembre de 2004 una delegación oficial argentina aterrizó en Hanoi por pedido de las autoridades vietnamitas. La comitiva estaba encabezada por el Director de Asuntos Nucleares de la Cancillería, embajador Carlos Sersale, e incluía representantes de la CNEA, el Invap y la autoridad regulatoria en materia nuclear. Poco tiempo después el presidente de Vietnam, Tran Duc Luong, retribuyó la visita con una breve estadía en Buenos Aires en carácter oficial.

Buenos Días Vietnam

La visita del jefe de Estado vietnamita pasó desapercibida para los medios argentinos. ¿Por qué? Llegó semanas después de la tan promocionada llegada del presidente de China, Hu Jintao, y la expectativa por las inversiones chinas, seguida de una indiscutible desilusión, apagó el interés por las figuras del Lejano Oriente. Mientras estuvo en el país, Tran Duc Luong recorrió la central nuclear Atucha I acompañado por el ministro de Planificación, Julio De Vido. En esa oportunidad se habló de cooperación en materia energética y nuclear. Pero los aspectos concretos se habían analizado en Hanoi.
Apenas llegados, Sersale y compañía descubrieron las particularidades del sistema político vietnamita, de partido único y economía planificada. Fueron recibidos en temas nucleares por el responsable del Comité Central del Partido Comunista, el ministro de Ciencia y Tecnología, el vicecanciller, las autoridades del programa de salud pública y los representantes de la entidad que cumplen la misma función que la CNEA en la Argentina. Tras las primeras reuniones, los asiáticos acordaron compras de equipos de cobaltoterapia para el tratamiento del cáncer –cada uno cuesta unos 400 mil dólares– similares a los que adquirió Venezuela a cambio de fuel oil.
Pero el eje del viaje era la venta de un reactor de investigación. “En base al crecimiento económico del país, los vietnamitas creen que si siguen a este ritmo necesitarán otras fuentes de energía”, dijo Sersale en diálogo con Página/12. Para promocionar su oferta, la delegación argentina expuso detalles del reactor que el Invap está construyendo en Australia. Los vietnamitas se mostraron muy interesados. Decidieron enviar a la Argentina a especialistas en temas nucleares para capacitarse en el Invap por períodos de 6 meses. En el Gobierno esperan que el viaje a Hanoi rinda sus frutos en una licitación internacional. Son optimistas. Tienen un punto a favor: la operación con Vietnam no deberá lidiar con opositores internos como los que sí tiene la cooperación con Venezuela.

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Kirchner ya recibió al presidente de Vietnam en Argentina.
 
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