ECONOMíA

Ahora, síndrome de Estocolmo

Tras el papelón en Japón, hay bancos que anticipan la devaluación posmundial. Aconsejan aprovechar ahora para comprar dólares baratos.

 Por Maximiliano Montenegro

Los bancos de inversión ya echaron a rodar entre sus clientes la idea de que, después de la temprana eliminación de la Selección de Bielsa, en Argentina se viene la crisis posmundial, con más devaluación y corrida cambiaria. “El fracaso para moverse hacia un acuerdo con el Fondo Monetario, el permanente goteo de depósitos del corralito y, contra las expectativas, la mala performance en el Mundial, continuarán presionando contra el peso”, advierte Goldman Sachs en su último informe. Más aún, recomienda aprovechar la “transitoria” baja del dólar de los últimos días, previa al papelón en Japón, para reforzar la compra de divisas a buen precio.
El documento se titula irónicamente “Argentina padece el síndrome de Estocolmo”, obviamente, en referencia a la caída frente a los suecos. Pero también por la tortuosa situación en la que se halla el gobierno de Duhalde, cuya vida depende de la negociación con el Fondo Monetario, su virtual secuestrador. Como se recordará, el síndrome de estocolmo es explicado por los psicólogos como el caso en que la víctima de un secuestro no sólo obedece las reglas que impone su raptor sino que además las termina justificando.
Para Goldman, todas las energías del Gobierno estaban concentradas esta semana “en dos temas y sólo dos temas”. Primero, el partido contra Suecia, de cuyo resultado dependía la permanencia en el Mundial. Segundo, “las actuales negociaciones con el FMI, cuyo resultado será clave para determinar si Duhalde permanecerá en el cargo hasta 2003”.
El banco de inversión norteamericano dice que “hoy la administración Duhalde parece no tener otra obsesión más fuerte que cerrar un acuerdo con el Fondo”. Y destaca la contradicción con su discurso de los últimos años: “por años, el señor Duhalde acusó al FMI de recomendar políticas equivocadas y lo culpó por la profundidad de la recesión que afecta al país desde 1998”, afirma el memorando.
Resumiendo, está claro que Wall Street no cree ni en el gobierno de Duhalde ni en que un eventual acuerdo con el Fondo vaya a cambiar notoriamente el escenario. “Creemos que el camino hacia un acuerdo (con el FMI) continuará siendo, en el mejor de los casos, tortuoso, y no asignamos virtualmente ninguna posibilidad a esta administración de firmar un acuerdo que pueda cambiar sustancialmente las expectativas”, asegura, lapidario, el documento de Goldman Sachs.
Luego afirma que la misión el Fondo que arribó ayer a Buenos Aires insistirá con el cumplimiento de una serie de “precondiciones” antes de sentarse a negociar en concreto sobre un programa de ayuda financiera. “El FMI no está contento con el hecho de que algunos contenidos de la Ley de Subversión Económica hayan sido transferidos al Código Penal; con que el Congreso esté tratando una Ley de Quiebras especial para los medios de comunicación; y con que los acuerdos con los provincias (por ejemplo, Santa Fe) no sean más que simples cartas de intención de difícil concreción”, enumera.
Por si no fueran suficientes palos, Goldman Sachs, uno de los bancos extranjeros que más operó con los títulos de la deuda argentina en la última década, concluye que el peso seguirá devaluándose. E identifica entre las causas, además del “fracaso” de la negociación con el Fondo, “el goteo de depósitos del corralito” y “la inesperada mala performance en el Mundial”. Alberto Ades, el economista jefe del banco, no explica cómo influiría la decepcionante actuación del equipo del Batigol y pecho frío Verón –dicho sea de paso, favorito hasta el viernes pasado en las apuestas de los brokers de Wall Street– en las expectativas de los agentes económicos en Argentina. Sin embargo, está convencido de que detonará nuevas corridas contra el peso. Una interpretación podría ser que la gente tendrá ahora más tiempo para ocuparse de sus finanzas personales, extraer dinero de los bancos y comprar dólares. Sea como fuere, el consejo de Goldman Sachs a sus clientes es inequívoco: “Recomendamos que los inversores saquen ventaja de la transitoria fortaleza del peso (causada por intervenciones del Banco Central más agresivas que lo habitual) para construir sus posiciones a largo plazo en dólares”. Traducido: según el banco, comprar dólares a menos de 3,60 es una buena inversión teniendo en cuenta la devaluación posmundial que se viene.

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La “derrota” frente a Suecia y la crisis del Gobierno.
 
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