EL MUNDO › JUZGAN EN PERU A FUJIMORI POR VIOLAR DD.HH.

Cayó el último torturador de Colina

 Por Carlos Noriega

Desde Lima

Cayó el último de los miembros que quedaba libre del Grupo Colina, el escuadrón de la muerte formado por el gobierno del hoy encarcelado Alberto Fujimori. El ex agente de inteligencia Jesús Sosa Saavedra fue detenido ayer por la policía mientras caminaba solo por una transitada calle de Barranco, un barrio de clase media de Lima. Este hombre, a quien sus ex compañeros del ejército bautizaron como “kerosene”, por tener la costumbre de incinerar los cuerpos de sus víctimas rociándolos con ese combustible antes de prenderlos fuego, no opuso resistencia al momento de su captura. Visiblemente envejecido, estaba prácticamente irreconocible respecto de la última foto que hasta ayer se conocía de él. Mientras era trasladado por la policía al médico legista, Sosa admitió ante la prensa la existencia de este escuadrón de la muerte y su pertenencia, pero, lejos de mostrar algún signo de arrepentimiento por los múltiples crímenes cometidos, reivindicó las ejecuciones perpetradas por Colina y aseguró que lo que había hecho –es decir, secuestrar, torturar y asesinar– lo había hecho “por el bien del país”.

Ahora Sosa, quien fue jefe de uno de los tres subgrupos operativos de Colina, deberá ser llevado ante el tribunal que juzga a Fujimori por el asesinato de quince personas, entre ellas un niño de ocho años, en una modesta vivienda de Barrios Altos, en el centro de Lima, y de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta, cuyos cuerpos fueron incinerados y enterrados. Sosa tuvo una participación protagónica en los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta cometidos por Colina.

Ayer el ex agente se dio tiempo para adelantar lo que sería su testimonio ante el tribunal: dijo que Fujimori no estaba enterado de las operaciones clandestinas de guerra sucia que Colina llevó a cabo durante el régimen fujimorista. Esto coincide con el argumento central de la defensa de Fujimori, para quien la fiscalía ha pedido treinta años de prisión. Consultada por Página/12 sobre la importancia que tendrá el testimonio de Sosa, la abogada Gloria Cano, quien defiende a las víctimas de Fujimori, aseguró que esas declaraciones exculpatorias respecto de Fujimori “no tienen ninguna relevancia, porque él (Sosa) era un mando medio que no tenía el nivel para saber la participación que tenía el presidente de la República”. En opinión de Cano, en los casi cuatro meses que lleva el proceso a Fujimori “se ha avanzado mucho para probar la existencia de una política oficial de guerra clandestina y, por lo tanto, la participación de Fujimori en las acciones criminales de Colina”. Entre las pruebas presentadas ante el tribunal contra Fujimori están los manuales de operaciones oficiales de las Fuerzas Armadas aprobados en el régimen fujimorista que oficializan la guerra sucia, las felicitaciones del entonces presidente por escrito y los ascensos que le otorgó a los integrantes de Colina, los documentos del ejército que demuestran que Colina no fue un grupo clandestino, sino un destacamento oficial del ejército que operaba bajo las órdenes de los altos jefes militares; la amnistía dada por Fujimori a los miembros de Colina para lograr la impunidad de sus crímenes, y la lista sigue.

A medida que avanza el juicio y se acumulan las pruebas en su contra, Fujimori parece cada vez más agobiado. Ha comenzado a dormirse en las audiencias, lo que ha desatado los rumores de que ese sueño es producto de los antidepresivos que estaría tomando, algo que sus familiares niegan y atribuyen a un deterioro de su salud. Sin embargo, los médicos que lo han examinado aseguran que Fujimori se encuentra bien de salud y que solamente tiene un problema de hinchazón en los pies, por lo que en las últimas audiencias se ha presentado con sandalias, aunque sin dejar su elegante terno oscuro. El nerviosismo también parece haber atrapado al círculo más íntimo del procesado ex presidente. Hace unas semanas, su hermano, Santiago Fujimori, quien es congresista, amenazó con desatar una guerra civil si Fujimori era declarado culpable y le exigió al presidente Alan García que indulte a su hermano si el tribunal lo condenaba. Hace unos días, antes de un viaje a Japón, García salió en defensa de Fujimori, elogiando su política antisubversiva, precisamente la razón por la que el ex presidente está sentado en el banquillo de los acusados.

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