EL MUNDO › EN CHILE, ESTA VEZ EL GOBIERNO AUTORIZó LA PROTESTA CALLEJERA POR UN CAMBIO EN LA EDUCACIóN

Las familias apoyaron a los estudiantes

Después de la fuerte represión del jueves pasado, el movimiento liderado por secundarios y universitarios pudo manifestarse en paz. Según cifras oficiales, unas 15 mil personas participaron de la marcha por el centro de Santiago.

 Por Christian Palma

Desde Santiago de Chile

A eso de las 12 del día, cuando unos tibios rayos de sol les ganaban el paso a las nubes, las primeras personas comenzaron a reunirse cerca de la Plaza Italia, en el centro de Santiago. Una nueva convocatoria a marchar a favor de mejoras en la educación, esta vez autorizada por la autoridad –a unas cuadras de la Alameda, la principal calle santiaguina– no sólo tuvo el respaldo de los estudiantes movilizados, sino de la ciudadanía en general, que llegó en masa a apoyar la actividad organizada por los “pingüinos” y las asociaciones de padres y apoderados.

Según cifras oficiales fueron unas 15 mil personas las que caminaron las casi 20 cuadras que separan ese sector con el Parque Almagro, lugar donde de levantó un escenario para shows artístico-culturales y los discursos de rigor. Aun cuando el jueves pasado la prohibición de la Intendencia a marchar por la Alameda terminó en violentos enfrentamientos entre estudiantes y carabineros y una protesta vía “cacerolazo” no vista desde los tiempos de Pinochet, las familias respaldaron al movimiento y aprovecharon además de celebrar el Día del Niño, apoyando una causa relacionada justamente con los más jóvenes.

“Queremos que mis nietos estudien gratis”, se leía en un cartel que portaban dos abuelos que caminaban de la mano. Unos chicos más allá mostraban un lienzo con la arenga “la plata que gastan en represión, mejor ocúpenla en educación”. Esos son sólo dos ejemplos de los miles de letreros, banderas y pancartas que le recordaban al gobierno de Sebastián Piñera, que mientras no se tomen medidas rotundas, el movimiento estudiantil seguirá vivo.

“Qué lindo esto. Ver a la gente unida, luchando por una causa justa y disfrutando de esta marcha que se convirtió en carnaval. Yo tengo dos hijas en la universidad y se nos hace difícil llegar a fin de mes”, comentaba Richard, acompañado de su mujer y las dos chicas.

La coincidencia con el Día del Niño hizo que muchos pequeños se disfrazaran, sobre todo de pingüinos, recordando a los secundarios apodados así desde el 2006 cuando comenzaron las movilizaciones estudiantiles y que esta generación mantiene ya por dos meses.

Daphne Concha, portavoz de la Coordinadora de Padres y Apoderados, dijo que el mejor regalo para los niños en su día es pedir una mejor educación y exigir que ese derecho sea garantizado por el Estado. “Esta es la expresión de secundarios, padres y apoderados, profesores y la familia chilena que se manifiesta”, añadió.

El alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, valoró la actitud de los manifestantes. “Es un gesto importante en este ambiente enrarecido”, dijo.

Cerca de las 5 de la tarde, cuando una persistente llovizna se convirtió en lluvia, la gente comenzó a retirarse con la alegría de haber participado en un día histórico. En la misma línea, la intendenta de la capital, Cecilia Pérez, realizó un positivo balance de la marcha. “Hoy quedó demostrado que para expresarse no es necesario paralizar toda la ciudad y, por ello, como intendenta voy a continuar con la política de puertas abiertas para coordinar estas actividades en la vía pública.”

La semana que comienza seguirá marcada por las negociaciones. Pero no será fácil. Los estudiantes y el Colegio de Profesores llamaron a un nuevo paro nacional para el próximo martes a la espera de que el gobierno modifique la propuesta que incluye la garantía constitucional de la calidad de la enseñanza, la prohibición del lucro en las universidades privadas y el retorno de la administración del sistema al Estado.

El ministro de Educación, Felipe Bulnes, fue tajante al declarar que el gobierno no cederá a presiones y anunció el envío de algunos proyectos de ley al Congreso traspasando la discusión a los parlamentarios. Hasta ahora, las autoridades no se han pronunciado sobre esta nueva convocatoria, aunque quedó claro que negarse podría otra vez crispar los ánimos. “No hay que tener miedo a manifestarse, háganlo tranquilos, es nuestro derecho”, dijo a la concurrencia el abogado de derechos humanos Rodrigo Román, en medio del acto masivo de ayer, sacando muchos aplausos.

Siempre en este tema, el diputado Osvaldo Andrade, presidente del Partido Socialista, sostuvo que un plebiscito nacional es el camino para superar la crisis, en línea con lo expuesto hace unos días por Giorgio Jackson, presidente de los estudiantes de la Universidad Católica.

“Cuando hay dos opiniones radicalmente distintas y las instituciones que están destinadas a resolver esto no tienen la prestancia para hacerse cargo hay que preguntarle al soberano. Proponemos que se instale una mesa tripartita, gobierno, oposición y los actores sociales organizados que organicen y establezcan ese plebiscito”, dijo.

“Es una idea populista”, respondió el senador Hernán Larraín, del derechista partido Unión Demócrata Independiente (UDI). “Deben primar los mecanismos institucionales. No existe el plebiscito en nuestro ordenamiento jurídico y empezar a buscar la solución por esta vía, por ese camino, finalmente conduce al populismo”, insistió.

Por su parte, el diputado Pedro Araya dijo que “el clima de violencia del jueves pasado no es el que queremos para Chile. No es posible que hayamos visto ciudades prácticamente sitiadas, como Santiago y Valparaíso. Ante eso, el Ministerio del Interior debe actuar con la prudencia suficiente porque el hecho de manifestarse es un derecho constitucional”.

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“¿Querés estudiar en Chile?”, se leía en un cartel que portaban familiares de escolares.
 
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