EL MUNDO › UNOS 63 PRESOS SUNNITAS MURIERON POR LA POLICíA IRAQUí O POR MILICIANOS CHIíTAS DURANTE UN ATAQUE INSURGENTE

Las ejecuciones sectarias estremecen a Irak

La tensión es alta porque la revuelta sunnita liderada por jihadistas está cada vez más cerca de Bagdad, en medio de temores de que la capital misma podría quedar envuelta en la violencia. El conflicto se extiende rápidamente por todo el norte del país.

 Por Patrick Cockburn *

Desde Bagdad

Irak se está deslizando hacia un futuro dominado por las matanzas sectarias y contramasacres, en medio de indicios de que 63 presos sunnitas murieron, ya sea por la policía iraquí o por milicianos chiítas, durante un ataque insurgente. Los asesinatos tuvieron lugar en Baquba, en el nordeste de Bagdad, cuando un ataque de militantes sunnitas amenazó a un policía en el lugar donde estaban detenidos los presos.

Un portavoz de Defensa del gobierno, el coronel Qassem Atta, afirmó que los hombres habían muerto por proyectiles de insurgentes. Pero los funcionarios de la morgue dijeron que los muertos eran jóvenes a los que se les había disparado varias veces a corta distancia. El fin de semana, el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) mostró imágenes de los cuerpos de lo que dijeron eran 1700 soldados chiítas que habían sido ejecutados en Tikrit.

El potencial de asesinatos en masa es mayor hoy que durante la guerra civil sectaria entre sunnitas y chiítas en 2006-2007, cuando los asesinatos y las ejecuciones se llevaban a cabo generalmente por individuos. Pero en el conflicto que se extiende por todo el norte de Irak, en pequeñas zonas aisladas sunnitas o chiítas, sus habitantes son repentinamente capturados antes de que tengan tiempo de escapar.

Baquba, que es un punto de entrada a Bagdad, se encuentra en la provincia sunnita-chiíta-kurda de Diyala, alguna vez famosa por el cultivo frutal, pero hoy conocida por la violencia sectaria. La tensión es alta porque la revuelta sunnita liderada por jihadistas de EIIL está cada vez más cerca de Bagdad, en medio de temores de que la capital misma podría quedar envuelta en la violencia. Cuenta con una importante mayoría chiíta, pero está rodeada por un anillo de ciudades y pueblos sunnitas. Ambas partes alientan los cambios demográficos en beneficio propio por las masacres bien publicitadas de sus oponentes.

Las líneas de batalla parecen menos fluidas al norte de Bagdad que hace unos días, pero EIIL capturó la ciudad turcomana chiíta de Tal Afar, con una población de 200 mil habitantes, al oeste de Mosul. El gobierno dijo ayer que había enviado fuerzas de elite para reconquistarla, pero su pérdida el domingo, 10 días después de que comenzó la ofensiva jihadista, es nefasta porque el gobierno ya no puede alegar sorpresa o traición como causa de su derrota. Sus 350 mil efectivos del ejército aún no han ganado claramente en ningún frente desde la caída de Mosul, y esto tiene un efecto desmoralizador sobre los chiítas, que constituyen el 60 por ciento de los iraquíes.

El gobierno minimiza o no menciona sus derrotas; un televidente o lector de periódico iraquí puede saber qué territorios se perdieron a manos de EIIL cuando hay noticias de un contraataque heroico que infligió fuertes pérdidas en el enemigo. Un periódico muy leído en Bagdad tenía un titular que afirmaba que las mujeres de la ciudad de Tal Afar se habían unido a la batalla contra los sunnitas radicales.

Al respecto, un habitante de Tal Afar entrevistado por teléfono tenía una historia más sombría de la caída de la ciudad: dijo que había sido bombardeada durante 24 horas por la artillería incautada al gobierno por los insurgentes, y no había suficientes soldados para defender las cuatro entradas de la ciudad contra tres mil combatientes jihadistas, mientras que los peshmerga (soldados kurdos), que habían estado cerca de la ciudad, desaparecieron. El testigo había huido con su familia a Sinjar, una zona kurda más al oeste.

Si el ejército iraquí pudiera ganar unas pocas de estas pequeñas batallas, calmaría los temores de que el ejército no es funcional, a pesar del enorme costo que tuvo durante casi una década. En lugar de ello, los iraquíes se informan sobre noticias improbables de éxito en los canales de televisión pública y en los periódicos pro gubernamentales. “Mire suficiente televisión del gobierno y muy pronto usted decidirá que no hay un solo miembro de EIIL en el país”, dijo un observador.

Relatos espurios o exagerados del éxito del ejército iraquí sólo sirven para deprimir el ánimo popular. Filmaciones en la televisión de los ataques aéreos del gobierno y el número exacto de las pérdidas del enemigo se desdibujan por el hecho de que el gobierno tiene muy pocos aviones o helicópteros. Un soldado en la provincia de Anbar dijo: “Los soldados no están recibiendo siquiera suficiente comida”. Un mejor indicador de las expectativas oficiales publicadas en un periódico de Bagdad es el número de funcionarios de alto nivel que ha abandonado el país. El documento, llamado Al Mashriq, dice que 42 miembros del Parlamento iraquí y siete ministros se han trasladado con sus familias a Amman, la capital jordana.

Dhia’a al Assadi, un parlamentario que se alojó en Bagdad y es uno de los líderes del movimiento de Muqtada al Sadr, dijo: “Esperamos días terribles, que serán decisivos para ver si el país se mantendrá unido”. No prevé la caída del premier Nuri al Maliki, porque la mayoría chiíta se manifestaría a su favor en la actual crisis.

Las expectativas sobre las acciones de Irán y los Estados Unidos juegan un papel importante en la forma en que los iraquíes ven la crisis. La frontera con Irán está muy cerca de Bagdad y las fuerzas persas de tierra podrían rápidamente llegar hasta aquí, pero los iraníes siempre han preferido actuar a través de representantes y asesores en Irak. El problema es la falta de tiempo: los chiítas se han ofrecido como voluntarios en gran número para luchar contra EIIL pero, como dijo un observador, muchos de ellos “sólo han disparado una pistola al aire en una boda y tendrán que ser entrenados”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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La imagen tomada de un video subido a YouTube muestra a dos soldados iraquíes a punto de ser ejecutados por militantes jihadistas.
Imagen: AFP
 
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