EL MUNDO › RESULTADOS DE LAS GENERALES DEL DOMINGO EN GUATEMALA

La caída del fantasma de Ríos Montt

Los guatemaltecos ejecutaron políticamente al ex dictador en las elecciones del domingo. Berger y Colom disputarán la presidencia en segunda vuelta el próximo 28 de diciembre.

Por Juan Jesús Aznarez *
Desde Guatemala

La mayoría de los guatemaltecos sepultó políticamente al general retirado Efraín Ríos Montt, golpista y dictador durante el bienio más salvaje (1982-83) de la pasada guerra interna (1960-1996). Su candidatura presidencial fue derrotada por amplio margen en las generales del domingo, ganadas por los representantes de la derecha tradicional: Oscar Berger, en primer lugar, y Alvaro Colom. Los dos disputarán la jefatura de la república el 28 de diciembre al no haber superado el 50 por ciento exigido para vencer en primera. Previsiblemente, Ríos Montt ofrecerá sus votos al aspirante más débil a cambio de impunidad judicial. Ningún partido conseguirá la mayoría absoluta en el Congreso.
Los empresarios Berger, de 57 años, dirigente de la Gran Alianza Nacional (GANA) y Alvaro Colom, de 52 años, cabeza de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), sumaron el 35 por ciento y el 27,3 por ciento de los votos, respectivamente, según el conteo rápido difundido por el Tribunal Supremo Electoral (TSE). El general retirado, de 77 años, fundador e indiscutido líder del gubernamental Frente Republicano Guatemalteco (FRG), reclamado internacionalmente con cargos de genocidio, quedó relegado a un tercer puesto con el 18,4 por ciento de los sufragios. La decepción era evidente entre los seguidores del caudillo, cuyo principal legado permanece en 200.000 tumbas de Guatemala.
“¡Asesino!”, le gritaron el domingo mientras votaba. “¡Qué asco. Váyase de aquí!” Los suyos lo aplaudieron y aún lo idolatran en la desgracia. El jefe del FRG no pudo aprovechar su condición de aspirante oficialista porque los fracasos y la masiva corrupción denunciados durante la administración de Alfonso Portillo, miembro de su partido, fueron más un lastre que un activo electoral. “¡Corrupto!”, le espetaron al presidente saliente en Zacapa, su población natal. El candidato a la alcaldía de la capital, Luis Rabbé, derrotado por el ex presidente Alvaro Arzú (1985-90) también fue abucheado durante la jornada electoral: “¡Ladrón!”. Las generales del domingo renovaron la presidencia, vicepresidencia, los 158 escaños del Congreso y las 331 alcaldías del país.
La consulta se desarrolló con desórdenes aislados y una participación cercana al 70 por ciento, según cálculos provisionales. Todo indica que el movimiento encabezado por el ex dictador Montt acabará acatando la derrota. “El fantasma de Ríos Montt se entierra y ahora la lucha democrática reside en que la misma gente que montó los incidentes del pasado julio acepte los resultados”, señala Javier Pomés, jefe de la misión de observadores del Parlamento Europeo. “Y lo que hay que tener muy en cuenta es que ninguno de los dos candidatos ganadores caiga en la tentación de querer rescatar los votos de Ríos Montt para alzarse con la victoria.”
El eurodiputado de Unión del Pueblo Navarro (UPN)-Partido Popular Europeo (PPE) tuvo la oportunidad de conversar con el general retirado, quien se negó a conceder entrevistas a la prensa. Este fue el resumen del revelador diálogo sobre sus intenciones: mercadear su voto, venderlo caro a quien más lo necesite. No lo dijo, pero un objetivo fundamental sería mantener su inmunidad parlamentaria y evitar que la ley alcance a los dirigentes del partido o de gobierno implicados o procesados por actos de corrupción.
–¿Si usted no gana respetará el resultado?
–Me avergüenza que me haga esa pregunta.
–¿Y usted a quién votará de los dos candidatos que pasen a segunda vuelta?
–Negociaremos con el más débil. El FRG votará al segundo candidato, que será quien más nos necesite. El jefe de los observadores del Parlamento Europeo anticipa que “Ríos Montt querrá decir la presidencia de Guatemala y eso es lo que hay que evitar”. El más débil es Colom y ha prometido que “no atenderé las imposiciones del partido de Ríos Montt”. El y Berger prometieron castigar los delitos del pasado, pero el “pragmatismo político” y la captación de los votantes del Frente Republicano Guatemalteco, con una aceitada maquinaria, puede modificar las promesas de campaña y conducir a cesiones y alianzas entre bastidores, según los analistas. El próximo gobierno, entre otras reformas pendientes, deberá reducir el poder político del ejército (ver recuadro) uno de los compromisos de los acuerdos de paz de 1996.
El Congreso, presidido en su última legislatura por Ríos, quedará dividido y los acuerdos serán inevitables. La catadura de la clase política guatemalteca, carente de ideología y principios entre sus flancos más corruptos, según la percepción reflejada en las encuestas y en los expedientes judiciales, hace temer que algunos sean espurios. La lucha frontal contra la impunidad, la corrupción, la desigualdad y la inseguridad ciudadana ofrecidas por Portillo quedó incumplida y en la empobrecida república centroamericana la vigencia del Estado de derecho es todavía un reto pendiente.
El presidente saliente atribuye la mala imagen de su gestión a la prensa. El dictador la perdió hace decenios. De sus años de presidente de facto quedan las atrocidades y matanzas y “el único período de gobierno ejercido por su partido (con Portillo de presidente) fue suficiente para desvirtuar sus fútiles ideas de no robar, no mentir, no abusar”, señala el analista Juan Luis Font. “Ya sin más capital que el clientelismo de los últimos años y el poder de un Estado exprimido hasta el extremo, sólo podía salir derrotado.” El mesianismo de clérigo fundamentalista y las ambiciones determinaron el rumbo del general, de quien sólo cabe esperar el adiós definitivo.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Una mujer guatemalteca pasa junto a un puesto de diarios.
 
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