EL MUNDO › LANZAN UNA OPERACION PARA EVITAR LA IMAGEN DE DERROTA

Un “martillo” que golpea poco

Por Angeles Espinosa*
Desde Bagdad

Estados Unidos ha decidido pasar a la ofensiva tanto política como militar en Irak. Mientras su administrador para este país, Paul Bremer, regresaba ayer de Washington con un plan para acelerar la transferencia de soberanía a los iraquíes, las tropas norteamericanas anunciaban los primeros resultados de la Operación Martillo de Hierro y nuevas detenciones de insurgentes. El objetivo, contrarrestar la imagen de que los rebeldes se están haciendo con el control de la situación.
“Hemos detenido a 11 personas, entre ellas una que podemos describir como un importante responsable del régimen anterior, con experiencia militar”, comunicó en Ti- krit el teniente Bill McDonald, de la Cuarta División de Infantería. Los detenidos son sospechosos de participar o encubrir el intento de derribo de un helicóptero Apache, ayer mismo, en Bayi, al norte de la ciudad natal de Saddam Hussein. Al parecer, dos hombres dispararon con la intención de derribarlo. La tripulación los vio refugiarse en una casa y enseguida varios soldados detuvieron a todos sus ocupantes. Los militares no dijeron si el aparato resultó alcanzado.
Es el último ejemplo de la política de endurecimiento (“get tough”) adoptada tras el derribamiento de otros dos helicópteros, un Black Hawk el 7 de octubre y un Chinook cinco días antes, que causaron la muerte de 22 soldados. El general Ricardo Sánchez la confirmó el pasado martes cuando defendió los intensos bombardeos aéreos llevados a cabo en las zonas donde ocurrieron los incidentes. Otro portavoz anunció la detención de los dos presuntos responsables del derribamiento del Black Hawk entre los 36 “leales de Saddam” que encarcelaron en la noche del miércoles al jueves.
Esa noche fue también movida en Bagdad. Los soldados salieron a capturar morteristas. Nombre código: Operación Martillo de Hierro. Y como si de tal se tratara, destruyeron una fábrica de tintura situada al sur de la capital desde cuyos alrededores habían detectado el lanzamiento de obuses. No hubo víctimas. Estaba vacía. Los soldados la habían visitado esa misma tarde y advertido del ataque a sus trabajadores, que ahora se han quedado sin medio de vida y posiblemente pasen a engrosar la lista de quienes empiezan a simpatizar con la resistencia. Más suerte tuvieron dos patrullas que llegaron a localizar a sendos equipos de activistas y dieron muerte a varios de ellos. Soldados de la Primera División Acorazada vieron a un grupo de atacantes huir en una furgoneta, se lanzaron en su persecución y con la ayuda del bombardeo de un helicóptero frenaron su huida en Abu Gharib, al oeste de la capital. Resultado: 2 muertos, 3 heridos y 5 detenidos. También los paracaidistas de la 82ª División Aerotransportada acabaron con el grupo que manejaba otro mortero, aunque no precisaron el número de muertos.
Todas estas noticias no pudieron eclipsar el eco del coche bomba del día anterior en Nasiriya, el 13º que se produce en Irak desde el atentado contra la embajada de Jordania a principios del pasado agosto. La cifra de muertos se elevó a 31, 18 de ellos italianos. Un decimonoveno fue declarado con daños cerebrales irreparables. El ministro de Defensa italiano, Antonio Martino, aseguró tener información “bastante fiable” de que el ataque había sido obra de los Fedayín de Saddam, en asociación con terroristas reagrupados de Al-Qaida.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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