A cambio de su promesa de colaborar con las autoridades francesas, Bélgica aprobó la extradición de Salah Abdeslam, el sospechoso clave de los atentados del 13 de noviembre en París. La falta de resultados en los interrogatorios belgas es unas de las polémicas que rodearon la gestión antiterrorista y que finalmente derivaron en su traslado a Francia.

La Ministerio Público señaló que Abdeslam declaró que estaba de acuerdo con ser extraditado, en un plazo de diez días.

Abdeslam, el hombre más buscado del viejo continente desde los atentados de noviembre, fue detenido el 18 de marzo en una operación presentada como un éxito de las autoridades belgas en la lucha antiterrorista, pocos días antes de los atentados en el aeropuerto de Bruselas y en una estación de subte de la capital que dejaron 32 muertos y centenares de heridos. La policía francesa y belga perdieron su rastro un día después de los ataques en la capital francesa. Durante cuatro meses Abdeslam, cuyo hermano Brahim se hizo estallar en las calles de París, se escondió en Bruselas.

Salah Abdeslam, de 26 años, hijo de padres marroquíes, está en el centro de la red que cometió los atentados de París y luego de Bruselas. Según el fiscal de París, François Molins, tuvo un papel central en la formación de los comandos del 13 de noviembre, participando en la llegada de cierta cantidad de terroristas a Europa y en la preparación logística de estos atentados. Según Molins, en sus primeras declaraciones a los investigadores, Abdeslam minimizó su papel. “El quería hacerse estallar en el Estado de Francia antes de cambiar de opinión.”

Mientras tanto, el aeropuerto de Bruselas, cuyo hall de salidas fue devastado por dos bombas, quedó listo para reanudar las operaciones, y se encuentra a la espera de la autorización de las autoridades políticas.

La amenaza sigue siendo elevada en Europa. La justicia francesa inculpó el miércoles al francés Reda Kriket tras encontrar un arsenal en un departamento que el sospechoso alquilaba cerca de París. La policía belga continúa buscando a uno o varios sospechosos de los atentados en Bruselas, en especial al “hombre del sombrero” que las cámaras de seguridad del aeropuerto grabaron el día de los atentados junto a dos de los kamikazes y que dejó en el lugar una carga explosiva que no estalló.