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K. no fue interrogado, pero quedó escrachado

Henry Kissinger, ex asesor de Seguridad Nacional y secretario de Estado de las administraciones Nixon y Ford, fue abucheado por unos 200 manifestantes antiglobalización en Londres, aunque logró escapar a los pedidos de interrogatorio del juez Baltasar Garzón.

Por Jamie Wilson y Giles Tremlett* Desde Londres y Madrid

Henry Kissinger contestó ayer a los pedidos de arresto por su presunta ayuda y encubrimiento de crímenes de guerra admitiendo que las administraciones en la que se desempeñó “muy posiblemente” cometieron errores. Mientras el ex secretario de Estado norteamericano decía a una audiencia de líderes empresariales británicos en el Royal Albert Hall en Londres que lo que estaba en discusión era si los tribunales eran el lugar apropiado para dirimir lo que había sucedido, unos 200 manifestantes que pedían su arresto llevaban a cabo una manifestación afuera, acusándolo de estar involucrado en crímenes de guerra en Vietnam, Laos y Camboya.
El hombre de 78 años señaló al Instituto de Directores: “Nadie puede decir que haya prestado servicios en una administración que no cometió errores. Las decisiones en la cúspide del poder generalmente son decisiones que están divididas 51-49, de manera que es muy posible que se hayan cometido errores. El tema es si 30 años después de ocurridos los hechos, las cortes son el medio apropiado para determinarlo”. Kissinger dijo que sería imposible recordar cada uno de los miles de casos con que trató cada día mientras estuvo en funciones, y que el gobierno de Estados Unidos había decidido que sería el responsable de tratar el problema, añadiendo: “No es una negativa de parte mía a contestar las preguntas”.
Sin embargo, documentos obtenidos por este diario muestran que las autoridades británicas tuvieron que rechazar pedidos de Baltasar Garzón, el juez español responsable del arresto de Augusto Pinochet, para interrogar al ex secretario de Estado norteamericano, porque Kissinger personalmente se había negado a responder a las preguntas. “Hemos hablado a la oficina de Henry Kissinger... Kissinger se ha negado a dar evidencia de su conocimiento de los hechos mencionados en su comisión rogatoria. Aparentemente ha tomado esta decisión por consejo del Departamento de Estado de Estados Unidos –dice una traducción al castellano del documento enviado al juez Garzón–. Según la ley británica no es posible obtener evidencia de un testigo sin su consentimiento. Lamentamos, por lo tanto, no poder ayudarlo en su pedido.” El documento agregaba que tanto el Departamento de Estado norteamericano como Kissinger habían dicho que si el pedido era enviado a través de las autoridades de Estados Unidos, su actitud podría cambiar. Desde Madrid, Garzón hizo saber que pedirá a Estados Unidos autorización para interrogar a Kissinger sobre la “Operación Cóndor” de las dictaduras latinoamericanas de los ‘70 y ‘80, y que remitirá a las autoridades estadounidenses la documentación relevante y un listado de las preguntas que quiere hacer a Kissinger, asesor de Seguridad Nacional de Richard Nixon desde 1969 y secretario de Estado entre 1973 y 1977.
Ayer temprano, el activista de derechos humanos Peter Tatchell realizó una fallida maniobra legal para que Kissinger fuera arrestado bajo la Convención de Ginebra de 1957, por las “muertes, lesiones y deportaciones” de tres millones de vietnamitas y camboyanos durante la guerra de Vietnam. Sin embargo, Tatchell dijo que creía que la redacción de la resolución había dejado abierta la posibilidad de que en el futuro se pudiera emitir una orden, si pudiera presentar evidencia más fuerte contra Kissinger. “Es ahora mi intención conectarme con los abogados de derechos humanos y organizaciones en Estados Unidos para obtener más evidencia y testigos. Espero volver a la corte dentro de unos pocos meses y formular una nueva solicitud para el arresto de Kissinger”, dijo.
Kissinger llegó a la conferencia por una entrada lateral, ignorando las preguntas de los reporteros sobre si había estado involucrado en crímenes de guerra. Afuera del salón, Guy Taylor, de la Resistencia a la Globalización, dijo: “Henry Kissinger no viajará a España, Francia, Suiza y muchos otros países en Sudamérica porque sabe que será arrestado. Pero ha estado entrando y saliendo de Londres durante años”. Lo rodeaba ungrupo de unos 200 manifestantes, gritando: “Kissinger, criminal de guerra”, y “Henry K., cuántos chicos mataste hoy”.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Kissinger desciende del auto ayer en Londres.
 
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